PALABRA DE HONOR

“Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es mas de esto, de mal procede” (Mt 5.37)
Dicho de otra manera, que tu sí sea sí, y tu no, sea no.

Hoy hablamos de la palabra empeñada. Palabra de honor, lealtad, fidelidad, son valores ligados entre sí, y que hablan de nosotros y de la verdad de nuestros corazones.
Mantener la palabra dada es algo que marca hitos en la historia de la humanidad. Desde su ámbito social donde ser leal a la palabra implicaba el compromiso con una o más personas frente a otras, pasando por los juramentos de los go
bernantes al asumir sus cargos, hasta las miles de palabas que empeñamos por día…. “A las 7 estoy allí” (y son las 8 y ni aparezco) “mañana paso” (y mañana nunca llegó, se lee dos años luego)

Mi padre me enseñó a cumplir lo que prometo, y también el valor de la pa
labra empeñada. El fue militar en la segunda guerra militar, y como tal, fue formado en la ley del honor. La palabra de honor de un militar, es cuestión de vida o muerte para él.
Algunas personas se ríen de esto, mentir y faltar a lo que decimos es el pan diario hoy. Yo veo en la biblia, tanto una extrema fidelidad de Dios, como una mención constante a que El, cumple Su Palabra, y nosotros, tenemos que cumplir la nuestra.

Sabemos que solo Dios, tiene cabalmente “palabra de honor” .
“No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios” (Sal 89.34).

Los hombres, fallamos, siempre. Pero como hijos de Dios, nuestra tarea es ir creciendo a Su Imagen, aprendiendo a que nuestro si, sea si, y nuestro no, no. Dar nuestra palabra sobre algo, implica hacernos responsables sobre lo que prometimos. Si faltamos a eso, cuidado, la mentira entra en juego, y más, si nos disculpamos con las miles y archi -usadas excusas “ no fue mi intención” , “no lo hice por maldad” “lo que pasa es que…” Si faltamos a nuestra palabra, tengamos el valor de pedir perdón sin excusarnos.
- La causa principal de que no somos santos, como debemos serlo, es porque no somos formales con Dios. Si le hemos dado una palabra, la tenemos que cumplir. Igual que la cumplimos, aunque no sea más que por dignidad personal, cuando la damos a otro. Y como la hemos de cumplir, por respeto a nosotros mismos, cuando nos hemos propuesto alguna cosa. (Palabras de un teólogo durante un discurso)
Nuestra palabra empeñada, debe cumplirse en 3 ámbitos:

La palabra dada a Dios….. “paga tus votos al Altísimo”(Sal 50.14)
La palabra dada a nuestros semejantes…… que nos habla de lealtad y dar honra a los demás.
La palabra dada a nosotros mismos……. Terminar lo que iniciamos, honrarnos.

Cumplir lo que prometemos, implica colocar límites correctos y seguros, (si mi si de hoy, es no mañana, hay una cuestión básica de inseguridad).

Cumplir la palabra, es lo único en este mundo que genera confianza. En todos los ámbitos. Por años he sido seleccionada sobre otros en mi trabajo porque según quienes me contratan, soy la única persona en el rubro que cumplo con la entrega del trabajo en tiempo y forma establecido. Para mí, ha sido muy difícil de lograr, implica que en temporada alta muchas noches no duermo, y antes de una entrega tal vez tenga que pasar un agudo stress.
Pero es mi forma de honrar a mi Señor, a quienes me formaron, y redimirme a mí misma por todos los años en que falté a mi palabra. Cuando cumples tu palabra, das lo mejor de ti mismo. Tomemos unos minuto para reflexionar, no en las culpas de todo lo que no se ha hecho, sino en la necesidad de formar una base de valores, y tomar hoy, un compromiso de mantener nuestra palabra. Dios renueva cada día Sus misericordias, ahora, es el mejor momento para iniciar algo nuevo. Atrévete, toma fuerza. Dios te bendiga.

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