Inasible.



     Cuando era pequeña acompañaba a mi padre en sus excursiones a pescar truchas en el río helado de la alta montaña y siempre recuerdo que  juntaba mis pequeñas manitos e intentaba capturar el agua cristalina. Por un momento mis manos eran un cuenco dónde el agua brillaba retenida, y yo jugaba apretando los dedos pensando que podría guardarla para siempre...
Pero el agua se derramaba finalmente de mis dedos, buscando correr otra vez.

     Un año me escapé de la hostería en la  montaña y corrí al río para descubrir unas ranitas pequeñísimas de colores increibles. Fascinada, atrapé varias y las escuchaba saltar contra mis puñitos cerrados.  Quería guardarlas conmigo...
Pero pronto mi cansancio pudo mas y abrí las manos, y las ranitas formaron un abanico perfecto en el río al huir de mis dedos...

      En el primer día del año la tarde era pesada y calurosa. Tendida en el césped miraba los árboles.  La brisa del atardecer llegó moviendo las ramas y trayendo alivio a la sensación térmica. Pensé en lo inasible del viento, que nos regala cuando quiere su frescura y su fuerza, solo cuando quiere...

     Son pocos los agraciados que no han vivido desde atrás de un cristal ver irse a quien  se ama, y sentir la impotencia de no poder retenerlo.
Hay algo sobre lo que la gente me ha preguntado tanto, y sobre lo que yo misma he pensado mucho todo el año que pasó.  Y es que todos buscan asir el amor...
Pero el amor es inasible como el viento... Como la vida misma...

     Ojalá hubiera una fórmula para retener lo que se ama. Pero no existe.
Todos lo hemos intentado: cambiar algo, o todo;  para que lo que amamos se quede, o vuelva...
Y es lógico intentarlo, y esta bién perseverar en buscar lo que se quiere.  Y seguir sembrando amor es la orden diaria de Dios...
Pero el amor tiene entidad propia y sigue buscando su propio camino.

     El amor no puede capturarse, ni retenerse, ni forzarse. Solo puede extenderse. Podemos darlo, y decirlo, porque es injusto callarlo; pero ni promesas ni papeles parecen poder conquistarlo.
Tal vez la misma naturaleza divina del amor le infunde esa eternidad escurridiza, para que sigamos buscándolo y en ese camino aprendamos acerca de su destino final (que es el nuestro también).

     ¿Y entonces? como hacer para tener lo que uno ama y satisfacer esa necesidad interna de no estar lejos de quien amamos?
Es mi pequeña opinión que ni intentes tener al amor.  Ni las recetas de internet ni las de los libros te funcionarán. Simplemente sigue amando... Cuando el amor te haga reir y también cuando te duela tanto que no puedes respirar. Cuando quieres estar  con alguien en especial y cuando te sientes solo y no quieres ver a nadie. Ama cuando el amor se queda a tu lado y ama más aún cuando elige irse.

     El amor es la obediencia diaria a un Cielo perfecto que nos espera.
Cuando amas a pesar de no alcanzar lo que esperas, le dices a Dios con tu actitud que confías en El aunque no entiendes. Y que seguirás confiando aunque duela.
La confianza en el Eterno Dios exluye intentar adueñarse del resultado de la siembra.
En algunos pequeños y fugaces momentos de la vida, el Dios del amor deposita la cosecha en nuestras manos, y lo que amamos elige quedarse. Porque es imposible elegir el amor, por el contrario, nosotros lo extendemos, y El nos elige.
Recordemos que el amor no es un sentimiento, es un verbo, un fruto y también una persona (porque Dios es Amor).

     Cuando quien amas se va, las personas tienden a pensar que se han equivocado por no saber retenerlo, o que han perdido el tiempo. Ni lo uno ni lo otro. Jamas se pierde el tiempo amando.  El amor, es parte de la escuela para la eternidad, y su fin no es tener una persona sino ser capacitados en el amor real.
Recuerda que un día todo terminará pero el amor nunca dejará de ser. Por tanto, si has amado hasta dejar todo en ello, y quien amas se fue;  no tomes el camino equivocado odiando.  Deja al inasible amor tomar su propio camino, y sigue amando.

"El odio despierta rencillas; 
pero el amor cubrirá todas las faltas"
Proverbios 10:12 


Comentarios

  1. Y si, aunque no lo entendí en su momento cuando se fué, decidí amarme, amar la vida, AMAR!!! Gracias por tan hermosa reflexión, me sacó las lágrimas, creí que ya no podía llorar!

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  2. Gracias Guadalupe... este año estaremos profundizando como es nuestra costumbre, sobre el amor como verbo, como fruto y como orden ineludible. Gracias por compartir, y que bueno que pudiste llorar, las lágrimas, fueron hechas para que el alma se exprese. Hay un artículo sobre eso en la Bahía.

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