Flores cerradas


por Edith Gero.

     Como extraída de una antigua postal recuerdo un cerco de la Villa donde crecí, que me llamaba la atención por la enredadera que la cubría.  Las enormes y perfumadas flores de la "dama de noche" solo dejaban ver su blanca y desafiante belleza en la oscuridad y nada hacía suponer cuando caminabas al lado del verde en el día lo que ocurriría al llegar la noche. A veces he pensado que las flores que se abren de noche se pierden lo mejor, las mariposas, el beso del sol.. Pero por otro lado, son un recordatorio que en la mayor noche la belleza puede sorprenderte... Aunque también para ello, las flores deben abrise.

     La flor cerrada aún puede dar algo, un halo de perfume suele rebasar la corola apretada y ell pimpollo nos entrega promesas de belleza.
Pero no puede recibir...
Si llueve, no quedarán las gotas perlando sus pétalos como en las rosas que por más que  ajen su vestido esperan la lluvia sin cerrarse.
Los insectos no tomarán de su polen, ni las mariposas beberán su néctar.

     Cuando la vida nos toca con sus problemas múltiples, y el mundo con su aire hostil, lo dificil de retomar la vida no es decidir volver a amar, o decidir relacionarse, lo complicado es abrirse a recibir.
Conozco tantas personas que han reconquistado su capacidad de dar, de cuidar, pero no se abren, no se dejan amar, ni cuidar, ni confrontar, porque están cerradas.
Tarde ó temprano, el amor no recibido se agota de solo darse y se retira, recoge sus velas y parte a otros mares, buscando otro puerto donde sea recibido. Con la mano extendida pasa lo mismo, si no es corespondida se retraerá.

     Abrirse es una conquista, a veces más urgente que salir del egoismo personal y aprender a dar.

    Ahora, mira esto con atención: abrirse, recibir y tener no son lo mismo.
Pero todo empieza por abrirse y aprender a recibir para poder tener.
Abrirse es la siembra. Y como todo cambio trae su riesgo, puedo abrirme y no recibir, o recibir y nunca tener. Porque abrirme y recibir son actitudes personales, tener depende de otros.
Pero cierto es que más allá del riesgo si nunca me abro y nunca recibo, nunca tendré.

    Recibir, es aún una actitud tan importante como  dar (vuelvo a resaltar el eterno feedback o carácter circular de todo en el universo).
Recibir no se "pide" -que triste suplicar amor, el amor está o no, no se puede inventar, no vendrá si no está por mucho que lo pidas-  ni menos se exige, como tampoco se merece. Solo es la decisión de abrirse a recibir cuando algo llega.
La oportunidad que no se recibe por estar cerrados, pasa de largo. Si nuestra casa no recibe gente, termina por volverse una casa hostil, aunque sea increiblemente hermosa. Puedes mandar quinientos mensajes, pero seguro si no te responden el quinientos uno no lo enviarás.

     A veces nos dejamos abrazar, pero no permitimos que eso nos toque por dentro. No dejamos que el cariño se enrede en nuestro interior y nos haga sentir su toque. Abrazamos con la piel pero no con el alma, porque estamos cerrados. como niños temerosos  bloqueamos el corazón pensando que el amor nos restará independencia y nos volverá inseguros.
Cuidamos, de maneras expertas, pero no dejamos que el cuidado nos cuide, porque nuestras flores son increibles, pero están perfectamente cerradas. Y engañamos aun a otros con la belleza de los suaves petalos, los demás merodean alrededor pensando que el precioso pimpollo pronto se abrira...Pero no, no lo abrimos; tal vez de noche y solo un ratito cuando nadie nos vé como la flor de mi relato.
A veces el engaño es tan perfecto que es como ciertas rosas que abren algunos pétalos pero el interior siempre permanece cerrado. Cuando veo con impotencia tantas personas que esconden su corazón y lo retraen de todo me pregunto si piensan que engañarán a la vida...

     Yo sé de los miedos que esconden los pétalos apretados. Sé que el amor cuando vence, nos desarma y nos deja el alma desnuda, sin poder alguno, sin orgullo, sin engaño posible. Sé que exponer el corazón te quita el poder, te saca poder manejar la situación...Sé que absolutamente todos asistimos con no poca bronca a los inevitables nervios y balbuceos que acompañan a enamorarse ó a los errores que cometeremos si decidimos por un nuevo trabajo o forma de vida.
Entonces en una dosis de resguardo y pretendida cordura retraemos nuestros pétalos y apretamos aún más lo cerrado. Guardando celosamente los secretos de nuestro interior.

     Dios quiere que nuestras vidas no tengan otras vidas interiores escondidas, sino una sola, transparente, abierta, exhibida. Como las "enamoradas del sol" que planté hace unos años al frente de la casa, ellas se abren sin resguardo mostrando hasta el último detalle de su corazón.
Vendrán los vientos y las lluvias.  Y las heridas de amor  llegarán igual, pero es mejor pasar dolor por  amar, por confiar, por hablar  y por creer, que por haber maltratado al amor cerrándole la puerta y escondiendo lo que sentimos en respuesta. Es mejor haberse arriesgado a perder pero abrirse a los nuevos desafíos que nunca haberlo intentado. Es mejor sentarnos con nuestra pareja y abrirle nuestros secretos esperando en calma su decisión de volvernos a elegir o no en lo real que somos, que callar y romper las reglas del universo. Solo la verdad nos hace libres.

     Cuando el amor, la oportunidad, el inicio de un vínculo venga y toque tu puerta, no lo sientas amenazante y te cierres como cierra sus pétalos la bella flor. Sino jamás podras  darle al mundo tu perfume esencial ni recibir la buena lluvia. Entiende la exposición y la pérdida de poder a que te somete la apertura como algo natural y deseable.
Hay padres que cuidan tanto de sus hijos, pero pasan la vida sin abrirse a recibir la belleza de la verdad simple de un niño, la fuerza exquisita de las rebeldías del adolescente, hablan y hablan a sus hijos pero no los escuchan. Dan pero no reciben.
Hay hombres y mujeres  que cumplen su rol a la perfección, pero nunca ni por descuido han abierto las puertas interiores del alma, Y en "la vida secreta de las plabras" de su interior, la oscuridad de las ventanas que nunca ven el sol se van llenando de sombras, hasta que un día lo que llegaba a sus puertas se cansa  y no vuelve.

    Algunas veces  me han consultado parejas en su luna de miel con problemas en su desempeño sexual. Lo que suelo decirles es que la intimidad física debe seguir a la intimidad de almas que se abren, se conocen, interiores que se desnudan primero que el cuerpo. Les pido que dejen todo los supuestos, y por un tiempo solo se abran al otro. Hablar, escuchar, recibir, dar se transforman en una dinámica natural.
Un matrimonio que ha cultivado la intimidad de sus almas, que se ha expuesto hasta en lo más interno, no puede ser socavado, porque en las leyes inversas del Cielo mientras más entregas mas tienes.

     Amar son acciones concretas, que empiezan desde adentro para que se expresen afuera. Acciones de dar pero también de abrirse a recibir. Dejarse ser amado es tan importante como amar. Romper el cerco del alma y atreverse a exponerse.
Se habla mucho de lo que sembramos, o sea lo que damos. Pero la ley completa es siembra y cosecha. Nadie siembra para que alguien robe la coseha o para dejarla malograr por falta de cuidado. Si no has sembrado, reflexiona en que para sembrar debes abrirte primero. Si has sembrado, cuidar lo que plantaste implica la apertura, empezando por la personal de mirarse a uno mismo y atreverse a exponer la verdad interior ( porque millones de personas se cierran inclusive a si mismos)
Y si has sembrado y cuidado, tendrás que seguir abierto para recibir la lluvia tardía que provoca las cosechas y poder ver en paz tu fruto  cuando madura como las uvas al fin del verano.

     Si al leerme piensas por primera vez en esto y piensas que esto es dificil, no tienes idea lo dificil que ha sido y es para mí. Pero todo lo que se quiere tiene un costo, atrévete a pagarlo. Empieza con acciones simples. Anoche yo me ví frente a una decisión por algo a lo que normalmente ( y asumidamente) me cierro. Me abrí, me vencí, y fue bueno para mí. A la medianoche retornaba a mi casa caminando entre el bullicio de la gente y las luces del centro sintiéndome extrañamente liviana.

   Las flores nacen para dar color al mundo, y alcanzan madurez en tu total apertura. Tú naciste para entregar tu perfume  y valor al mundo y recibir el de otros para reabastecerte. Hoy es un buen día para tomar decisiones postergadas.



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Comentarios

  1. Grandioso , texto de reflexión , palabras para pensar , actos que realizar....
    " Comparto la idea de la entrega , de la apertura , de abrazar con el alma , de amar con la mirada y la sonrisa ...."
    Después de leer el texto , volvería a escribir lo mismo para poder expresar mi sentimiento de la Unidad / Fraternidad / Hermandad.. se confunde el Amor fraterno y Espiritual con actos de solemnidad social , actos de apariencias e hipocresías .
    Cuando una persona se entrega incondicionalmente al prójimo , no hay error porque prima el Amor.
    A veces sucede algo que me preocupa cuando lo comento con más gente ¿ qué pasa cuando algo nos atrapa , nos oprime , nos aplasta ..y no no nos deja realizar esta apertura de corazón o no nos deja entregar un abrazo con el alma ?
    Este texto que he leído me ha servido de ayuda para poner en práctica muchas cosas que dejamos en el aire y el viento se las lleva y no podemos retroceder en el tiempo para recuperarlas. Un saludo

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    Respuestas
    1. Candela, bienvenida. No has dejado un correo para responderte tu inquietud. La decisión de abirse debe darse siempre y cuando uno sepa A QUE y A QUIEN se abre. Te abres al amor real, a una oportunidad sana, no a relaciones patologicas o enfermas o a oportunidades oscuras. Si algo te "atrapa, oprime como dices o aplasta"NO deberias abrirte a ello ya que por su misma naturaleza y enfoque tal relación te ofrecería algo enfermo. Y no es amor real, el amor ama, cuida, respeta, no oprime, no presiona, no atrapa y menos aplasta. Y sin amor real, no inicies una relación porque te enfermará. Puedes escribirme a mi casilla de consejería y seguimos hablando, felicitaciones por tus espacios ya los chequeé. Un abrazo.

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