Soltar amarras.


"Usa el pasado como escuela, no como sillón"

Estoy sentada y escucho atentamente, igual que tantas veces, en el mismo lugar, con la misma disposición interior. Me esfuerzo por concentrarme pero al rato no me queda más que examinar la frustración que siento. 
Porque estoy aquí esperando sentir lo mismo que siempre... Quiero, quiero y me esfuerzo, pero no lo logro. 
Entonces bajo la cabeza dándome cuenta que la vida cambia a cada momento. Puedo elegir otro camino que agotarme inútilmente tratando de cambiar un pasado inmodificable.
  
Tantas veces empujo el mismo error queriendo hacer presente lo que ya no existe, y me pierdo el hoy buscando repetir el ayer. Será mi extrema humanidad que creyendo aferrarse a lo conocido se pierde lo que desconozco... y resiste el cambio tan pre anunciado como inevitable. Me aferro al ayer debiendo soltarlo. A veces me miro, y en esa similitud que siempre se me presenta con verme en una Bahía me veo como un barco amarrado hace tiempo, que no se usa porque no se repara,  que se ha acostumbrado a la inercia del estancamiento y vive sus días en amables remembranzas, y que tampoco se atreve a hacer lo necesario para soltar amarras y volver a la libertad del ancho mar. Así es intentar revivir el pasado.

La vida cambia todo el tiempo, y solo la disfruta quien la entiende como una sucesión de cosas nuevas. 

Después de días grises de intenso temporal, muy temprano el día amaneció con un sol radiante y hermoso y mi alma se aligeró un poco de nubes oscuras. Pero horas luego volvieron los grises. De nada me sirve seguir queriendo ver el día desde el sol, hoy toca deleitarse en la tormenta. 
Sigo sentada, me he mirado por dentro y he visto que algo ha cambiado sin remedio.  Levanto la cabeza y me dispongo a soltar amarras, mi mente y esperanza vuelan lejos y es mejor que me apure si quiero alcanzarlas.

Texto: Edith Gero


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