Positivamente falso



por Sergio Sinay

El que miente una vez no sabe el trabajo que se echa encima, porque estará obligado a mentir veinte veces más para sostener la primera falsedad.

Esto decía Alexander Pope, gran poeta inglés del siglo XVIII. En la Argentina de 2012, tres siglos más tarde, cada día se hacen honores oficiales a esa frase de Pope. Hace cinco años que a la inflación se llama “reacomodamiento de precios” o “invento de la clase media”. A la inauguración de un simple cartel que dice que en tal lugar se construirá tal cosa se le llama “inversión en obras públicas”. A un fallecimiento por causas naturales se le llama muerte heroica. Al pogo se le llama militancia. A la escritura y lectura de gacetillas con propaganda oficial se le llama periodismo militante. Al capitalismo de amigos que enriquece a empresarios y banqueros serviles se le llama modelo nacional y popular. A los pasados reinventados y maquillados se les llama memoria. Al asistencialismo se le llama redistribución de la riqueza. Al enriquecimiento de funcionarios corruptos, también (en este caso es verdad). La lista puede ser interminable, basta con estar despierto, con no mirar para otro lado, con ver, oír y leer.

Con una mentira se suele ir muy lejos, pero sin esperanzas de volver, según reza un antiguo proverbio judío. Es así, cuando la mentira se naturaliza llega un momento en que nadie, ni el propio mentiroso, sabe cuál es la verdad. Los negativos se convierten en “falsos positivos” y acaso se termine por llamar “falsos negativos” a los positivos.

Cuando las mentiras, cada vez más falaces, se derrumban por sí mismas, se corre a matar al mensajero y se hace de la cacería del mensajero una batalla “épica”. En 1984, la cada día más actual e imprescindible novela de George Orwell (accesible en cualquier librería), una sociedad entera es engañada y fanatizada durante años haciéndole creer que está en guerra contra un país y un gobernante que no existen. En esa sociedad la mentira está a cargo del Ministerio de la Verdad y la tortura de los disidentes a cargo del Ministerio del Amor. Allí a la guerra se le llama paz, y de esa manera se desvirtúan todas las palabras y se vacía el lenguaje.

Aunque parezca obvio, de la mentira se sale con la verdad. Si todos mentimos, decía Kant, no hay verdad y nadie le cree a nadie. Es imposible vivir. Si empezamos a decir la verdad, el mentiroso queda en evidencia y en algún momento deberá responder por sus acciones.

Nota de Edith: "Conocerán la verdad y la verdad los hará libres" Juan 8.32. NVI. La mentira no es para nada algo menor sino una de las causales que inhibirán el acceso al cielo, sin embargo millones la practican a diario, con su correlativa estantería de apoyo -de otras mentiras-.
Adhiero al enfoque del autor, "de la mentira solo se sale con la verdad".  y también a su postura que pregono personalmente: todo comienza por uno mismo.
"estando prontos para castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea perfecta" 2 Corintios 3.6.
Los seres humanos hemos vivido mayoritariamente contaminados de mentiras, hasta hemos llegado a inventar realidades mentirosas. Algunas historias, están tan teñidas de mentira que solo la verdad simple y llana puede sacarlas de su trama enredada de sombras.
Vale la pena, empezar hoy el camino de no admitir nada más que la verdad.

Acerca del autor: Sergio Sinay es un reconocido escritor, sociólogo, psicólogo y un experto en vínculos con una amplia bibliografía en su haber, a quien agradezco el permiso de retransmitir su pensamiento desde "Reflexiones" en su página
www.sergiosinay.com.


Imagen: Paisajes de Italia by Primo Masotti / vía www.bancodeimagenesgratuitas.com

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