A las memorias de esperanza
que laten bajo las alas del Eterno Dios,
AGRADECIMIENTOS
Para los valientes hombres que expusieron sus historias en un momento en el que nadie hablaba de tales temas, dándome una razón para
la esperanza y el valor de publicar la mía: Andrew Comiskey
(Desert Stream Ministries), Mauricio Montion (Restauración.org)
y Danilo Montero (Sígueme Int.). Solo hay un palabra para honrar su integridad personal: Gracias... muchísimas gracias.Ver a tantas personas en estos años encontrar el camino desde las sombras hacia una reconstrucción factible, ha hecho que el precio de la exposición pública parezca ínfimo.
A Jorge Lozano, que dejó en mí la marca imborrable del pastorado con su ejemplo y cuidado.
A mis hijos, con quienes compartir la vida es un diario privilegio.
A mi amado Dios, razón primera y última de mi vida y mi amor.
ACLARACION: Esta historia es verídica y contiene personas reales cuyos nombres reservo en el total respeto que me merecen. No es mi intención exponer ni culpar a nadie, sino motivar la esperanza en personas en riesgo extremo. Tengo en claro la responsabilidad de cada persona sobre sus decisiones. No soy un fruto de mi pasado, ni de lo que otros se llevaron de mí, soy lo que he decidido ser. Nadie puede cambiar el ayer pero mi hoy es mi decisión. Si al leerme algo toca tu vida, quiero que sepas que me siento privilegiada de cada persona con la que he tratado en la vida, y si de algún modo has compartido mi camino solo tengo algo para decirte: Gracias.
INTRODUCCIÓN
Llueve suavemente sobre el último día de febrero del 2012 mientras termino de reescribir mi historia y paso una vez mas por la largas dudas que anteceden a exponerla. El aire fresco y fragante trae el aroma a tierra húmeda y hojas felices. Nada es casual en la vida sino causal. Mi vida ha ido de tormenta en tormenta y no es casual para mí que hoy llueva, ni que sea el día extraordinario de un año bisiesto. Los tiempos sobre la vida son así, alcanzan su madurez en algún momento, a veces especial e irrepetible, "todo tiene su tiempo 2012" reza el almanaque que mi hija me regaló.La lluvia trae sus días grises y me ha acompañado bien en el dificil trance de terminar estas líneas, pero también marca el fin de la sequia y el desierto. La lluvia pronostica un sano crecimiento, buenas cosechas y detrás de las nubes oscuras siempre late al arco iris sellando la eterna promesa.
Hoy como hace doce años cuando publiqué por primera vez mi historia Dios sigue siendo fiel. Recuerdo las dudas, la verguenza y el temor que me acompañaron para aquel entonces. La decisión me traía hacía semanas sin dormir... Yo venía de una educación que defendía en extremo los límites de la privacidad personal, los problemas de casa terminaban en casa, no se ventilaban afuera. Sin embargo la justicia y todos me habían indicado que eso exactamente era lo primero por hacer, darlo a luz, hablarlo; habría menor peligro para mi vida si muchos conocían lo que pasaba me recalcaban. Y si en mí había resultado, y yo tenía un compromiso con Dios hacia su gente... ¿ Podía yo darme el lujo de callar y privar a las personas de poder alcanzar su propia libertad? Decidí que no, que el costo ya habia sido pagado con creces hace dos mil años. Así que la publiqué.
Admito que cuando el Grupo Strang la incluyó en su conocida revista me produjo una enorme desazón saberme en los estantes de las librerías. La verguenza como fruto del abuso grave es algo que se arrastra se quiera o no por mucho tiempo. Pero la Gracia inefable de Dios -según la describe sabiamente un amigo- ha cubierto eso también suavizándola hasta para mi propia autoexigencia (lo más complicado de tratar como siempre es a uno mismo).
Llueve entonces también sobre mi alma a medida que mi mirada vuelve atrás en el tiempo tratando en vano que no me pertenezca...
Creo que es innato en el ser humano escapar del horror que me atrevo a exponer una vez más solo por amor a mis semejantes, honrando la memoria de todas las mujeres que según la fria estadística han sido asesinadas mientras escribo.
Soy Edith Gero y esta es mi autobiografía. Yo y mis tres hijos somos sobrevivientes de la tragedia del naufragio al que nos llevó el abuso y la violencia familiar. Rescatados por un Cielo amoroso de las aguas heladas y llevados a nuevas playas donde hoy podemos habitar en paz.
Si estás pasando por una etapa difícil, te animo a creer que hay una salida. Yo la encontré, hay luz en la noche más oscura. Estoy segura que tú lo lograrás también.
Tal vez mis palabras traigan dolor, en especial a los que me conocen, el mismo que me produce a mí recordar tanta pérdida injusta. Sé que hay quienes eludirán leerme, y los entiendo, a mí tampoco me gusta leerme. Mi historia es aún para mí demasiado confrontarnte, no puedo leerme sin volver atrás, y aunque ya no duele la violencia y las cicatrices solo me recuerdan a Quien tanto me amó para rescatarme, es dificil.
Miles de personas viven sus vidas cada día exhibiendo solo de ellas una pequeña porción, como la punta de un iceberg. La divulgación de mi historia produjo un efecto impresionante de espiral en miles de silencios que se rompieron y la ayuda apareció, porque el problema quedó expuesto. El tema "tabu" para aquel tiempo de la violencia en el hogar se legitima en mucho y hasta se vuelve socialmente aceptable porque no es denunciada. Sí, claro que sé el porqué no se denuncia. Por las represalias, por la verguenza, y porque muchas veces la incredulidad victimiza doblemente a la víctima. Pero Dios nos dijo que conoceremos la verdad y solo ella nos hará libres.
Por eso al fin esta es una auténtica epopeya de libertad. Una libertad que nos costó a mí y a mis hijos esfuerzo y decisiones dificiles, y puede traerte a tí el valor de enfrentar la realidad sin esconder tu rostro de tus sejemantes como Dios nos indicó.
El matrimonio, y la familia que se forma a partir de él son la base de las sociedades. Si logramos permear con palabras las paredes que encierran la violencia en miles de hogares seremos parte del factor cambio por un mundo diferente. Todo cambio comienza por una confrontación personal, y pretendo que estas palabras te desafien a crecer y a involucrarte en poner un alto a la violencia familiar que en algunos paises ya ha sido llamada la mayor pandemia de los últimos tiempos.
Te dejo con unas líneas argumentales sobre la mirada del Creador de la familia, con mi historia, y el video del final que hice como algo muy simple y fresco. No son fotos ni editadas ni tomadas a propósito, son mis fotos de familia.
Ese video, tan casero como cualquier álbun de fotos tiene un propósito: verás risas al comienzo y al final de la historia fotografiada. En el medio no hay nada, porque la muerte no se fotografía.
Quiero que te quedes con la imagen de la risa cristalina de la niña que creció entre el lago, el mar y la montaña, y que volvió a encontrar la risa auténtica bajo las alas de amor del Eterno Dios.
"La familia pertenece a Dios. Él la creó. Él ha determinado su estructura interna. Él ha designado su propósito y meta. Por permiso divino un hombre y una mujer pueden cooperar con Él. Pero el hogar que ellos establezcan es todavía de Él". (Larry Christenson, "La familia cristiana", Edit. Betania)
LOS COMIENZOS
Nací un primero de agosto en cuna dorada. Sin riquezas porque mis padres eran inmigrantes de la segunda guerra mundial, pero eso era lo de menos. Crecí tratada como una princesa, como me llamaba la viejita del campo que nos planchaba y cocinaba cuando yo pretendía entrar en la cocina, "vaya princesita, vaya para adentro que este no es su lugar"...y luego me retaba porque yo renegaba de los vestidos de terciopelo y las puntillas almidonadas y me ponía los jeans que a escondidas desflecaba en los ruedos.Mis padres eran de Hungría, la mágica tierra de los emperadores Sissí y Francisco José. Una tierra que hoy sigue pareciendo un cuento de hadas según dicen todos, cuna de castillos, reyes, nobles, esgrima, arte y revoluciones donde mis antecesores tuvieron no poca presencia. Mis padres se conocieron en Argentina, se casaron de inmediato y se amaban entrañablemente. Papá tenía dos títulos de nobleza, entró en la academia miliar húngara a los cinco años y participó como oficial de caballería en la segunda guerra mundial. Luego pasaría por tres campos de concentración antes de emigrar de una Europa desvastada y el avance imparable del comunismo que dejó a Hungría detrás de la cortina de hierro.
Mi madre era la bellísima y culta hija del representante del gobierno en el condado donde vivían en el interior del pais. Durante la guerra mi abuelo utilizó su influencia para esconder y sacar del pais a varios judios, pero finalmente debieron escapar mientras entraba el comunismo, alimentándose de pasto y nieve en los Alpes. Mi madre y su familia estuvieron un tiempo en Paris y luego llegaron a la Argentina.
La incidencia de la herencia en mi vida no fue menor. El valor que ellos demostraron al perder todo y comenzar de nuevo, y sobrevivir a los campos de concentración me dieron fuerzas para seguir viviendo en mi época oscura. Su forma de cultivar y econtrar la belleza luego del horror de los bombardeos me inspiró a buscarla y encontrarla. El respeto total que se tenían y tenian por nosotros, me enseñó que el amor es basicamente respeto. Nunca, y repito, nunca, escuché gritar a mis padres. A veces discutieron claro, pero jamás se faltaron el respeto. Aún en los momentos en que se distanciaban invariablemente veía como sus manos se entrelazaban luego calladas y dulces sobre la mesa.
Cuando nací mis padres esperaban un varón, ni nombre tenían para mí, así que le preguntaron a mi hermana mayor y me pusieron el nombre del cuento que ella leía. Siempre digo que desde que Dios nombró las cosas el nombre tiene suma importancia, a mí me costo reconciliarme con el mio, pero finalmente hoy sonrío al pensar que era exacto. Un nombre de cuento, una familia de un pais de cuentos, y una historia personal que más parece un cuento.... (al menos todos lo dicen, y tanto me lo repiten que espero que no pase este año sin acceder al largo pedido de mis amigos de extenderme sobre mi historia y publicar un libro con ella, así que espérenla).
Edith significa "dueña de su casa" también significa "la que combate por sus posesiones". Combatir por lo mío estaba en mi nombre, y sigue estando. Tal vez no en formas materiales pero sí en las verdaderas riquezas que son las que siempre elijo primero.
Mi hermano varón vino despues pero igual yo me transformé en la compañera de mi padre. Cazar, pescar, tirar con arco, con rifle, me fascinaba...Toda la sangre de mi abuelo y bisabuelo inmersos en la revolucion húngara me afloraba. Mi madre luchaba por ponerme al menos una vez a la semana un vestidito, hasta que supongo que se resigno a mis jeans y mi chaleco de cuero. Buscando resaltar mi femeneidad mi padre, quien fue un increible ejemplo para mi, me buscó un revolver de mujer escondido en un sombrero tejano de pana muy femenino, siempre recuerdo eso con una sonrisa...
Pero cuando llegué a la adolecencia se procuró en enseñarme a ser una damita, y a vestirme como tal. Fue la época de aprender modales perfectos en la mesa, a caminar sosteniendo un libro en la cabeza y a vestirme de punta en blanco para pasear del brazo con mi increible padre. La forma tan respetuosa, noble,tan amplia pero con límites claros en que me educó es algo que cada padre debería revisar en su trato con sus hijas, y cada hombre con toda mujer. Todavía recuerdo con una sonrisa cuando para mi primer cita con un chico bajé de mi habitación vestida, mi padre me miró, me hizo dar una vuelta y me hizo cambiarme dos veces porque el color del pañuelo no combinaba según él con mi vestido en la perfección que buscaba, pero todo dentro de su habitual buen humor y el caballero total que era siempre. Era habitual en él intervenir mientras me peinaban el largo pelo y hacer sus bromas tiernas mientras me hablaba sobre el costo de la elegancia en la mujer.
Mi infancia fue feliz. Entre bosques susurrantes, el lago, las montañas y las perladas caracolas del mar de los veranos. Entre las historias de la lejana Europa de mis padres, las leyendas de un pasado aristocrático y bibliotecas amplias. Entre los sonidos del piano, el arte y la plena libertad que me inculcaron, mi intelecto y mi espíritu crecieron y se expandieron sin límite, dándome una base de salud mental que luego me permitiría sobrevivir.
Sempre podemos seguir si hay suficientes créditos para equilibrar los débitos de la vida. Mi infancia depositó la mayor cantidad de mis créditos del alma. Mi familia poseía profundos valores, mi vaso fue llenado de lo correcto.
Sin embargo al fín de la edad dorada de la niñez se divisaban problemas. No logré asimilar el choque cultural de aquello para lo que fui educada que no parecía tener cabida entre la gente que me movía. Y los secretos heredados de la guerra traían penosos silencios donde latían bombardeos y muerte.
A medida que crecía y me separaba de todos los amigos europeos de la familia con sus canchas de tenis, sus casas increibles y sus historias aún mas increibles e intentaba vivir mi propia vida me volví rebelde a todo eso, introvertida e independiente. Destaco para ese tiempo el papel que jugó un colegio privado donde cursé unos años y que me abrió el aprendizaje al ser reflexivo y a mi amor por el diseño, que allí se llamaba composicion creativa o libre, y al canto. El colegio metido en medio de la montaña era tan estricto como totalmente personal. Cada uno era tratado individualmente en lo que podía dar, el enfoque unicista me habló siempre de lo irrepetible que es cada persona. Los que teníamos mas facilidad intelectual tutelábamos a los que avanzaban más lento. Cada uno daba lo que podía dar. Pero todos hacíamos cosas comunes que me sirvieron toda la vida, como aprender a bañarme en cinco minutos - o nos cerraban el agua- o lavar las gigantescas ollas y platos -todos lo hacíamos por turno-.
Ahí aprendí a despertarme cantando -mi padre me decía que era el gorrión de la casa, a amar la naturaleza en las siestas libres cuando me recluia en el campo de deportes abierto en medio de la montaña y a tomar el tiempo para pensar creativamente sobre todo. Por la tarde había materias electivas, allí mi amor por el diseño, por las palabras y el canto creció entre la naturaleza, el aroma a madera, el piano lustado de la sala de música y la belleza ue me rodeaba.
MI ADOLESCENCIA
Fue tormentosa. Me aislé en mi
mundo de libros, mis escritos, la música y el arte. Las relaciones interpersonales me costaban
demasiado por las diferencias culturales y no me proveían lo esperado. Pasaba horas encerrada en mi cuarto o a orillas del lago. Gruesos nubarrones se
cernían sobre mí al llegar a mis quince...Me vine a vivir a la gran ciudad dejando el campo amable y mi familia con apenas 16 años fruto de un penoso episodio que me ocurrió en la secundaria. Fui difamada delante de mis amigos, y sabiendo que no podría probar que nada semejante había ocurrido, y en la certeza también que en mi casa había pistolas y que si la situación llegaba a oídos de mi padre iría a buscar al responsable, tomé mis decisiones. Primero paré el auto del autor de la mentira y le dí tremenda cachetada y luego me fui.
La ciudad no solo me trajo el choque frio con las exigencias competitivas de toda gran urbe, sino que empezó a demostrarme el vacío que tenía en cuanto a preparación para el dolor y los problemas que debería afrontar. Fui tan cuidada que no tenía idea, que el descuido, la violencia y la maldad existían. He meditado mucho sobre lo que la falta de información hace en los adolescentes no preparándolos para ser fuertes en el dolor. La realidad es que yo confiaba demasiado, y no sabía defenderme, pensaba que nadie me atacaría nunca. Quiero resaltar que no culpo a mis padres por lo que no sabía. Los padres hacemos lo mejor posible pero nadie es perfecto, y es mejor haber dado cuidado que descuido. La falta de saber como funciona la vida es algo común en la mayoría de la sociedad y así vemos a diario miles de problemas y millones de insensibilidades al respecto. Vayamos tomando y formando conciencia en todos, para un cuidado de todos por todos.
Una búsqueda interior implacable me signaba, y en pos de ella abandoné el derrotero clásico trazado por mis padres (cuadro de honor, presentación en sociedad, pos grado de mi carrera en Europa). Experimentaba una cosa tras otra, nada me llenaba. Creía que el amor que yo buscaba estaba en la pareja y en cierta manera me centré en ella, hasta que se terminó y creí que eso era el fin. Sentí que el amor me eludía y me dejaba sola, y como yo creía que el amor era el fin, pensé que no servía para amar. Otra vez la vieja sensación de verguenza y de no dar nunca el perfil requerido me invadió.
Recuerdo una madrugada a los 17 años que me encontró en casa de una amiga, desvelada y sentada en la cama escuchaba en el silencio buscando una respuesta que terminara con la angustia que sentía... La noche anterior como era habitual me puse ropa cara, manejé sin rumbo por horas, fui a una fiesta, tomé dos whiskys, fumé media etiqueta de cigarrillos y bailé hasta el amanecer. Y allí estaba yo, sin poder dormir, preguntándome para que vivía, si me sentía tan vacía...
Meses después, un hermoso día de la primavera, decidí terminar con mi vida.
Entre pinos, música y amigos festejé el día del estudiante, luego volví a casa y tomé las cajas de sedantes que fríamente había escondido. Fui cruel. Aún recuerdo a mi padre llorando en la puerta de mi habitación mientras me cargaban en el auto para correr al hospital. Pero mi respuesta a él y al psiquiatra al que me enviaron apenas pude superar las semanas de inmovilidad por el daño en mi organismo fué la misma : “no encuentro lo que busco, y el amor siempre me deja".
El psiquiatra me dejó ir sin lograr ofrecerme respuestas, y mis padres se resignaron a mi búsqueda. Algo atesoré de aquellos días negros... el psiquiatra, que parecía Freud con su imponente barba y su pipa, leyó atentamente mis escritos -para ese entonces yo ya concursaba en eventos literarios- y me dijo algo, que entendí solo hace unos años, en una clara premonición de mi futuro derrotero:
"Escribes muy bien, pero no conoces el amor real, tus escritos están llenos del dolor por la búsqueda de lo que crees que es el amor. Un día, encontrarás el amor real, y entonces, volverás a escribirle al mundo, desde ese amor".
En una palabra yo tenía una idea sobre el amor que me impulsaba, pero no supe adecuarla a la realidad, y por seguir una idea personal totalmente errada, me equivoqué profundamente, toda idea o fantasía personal debe buscar su adecuación a la realidad. Pero rescato que mi búsqueda del amor real nunca me abandonó, por eso al fin, lo encontré. La cosecha es posterior a la siembra. Si uno no toca las puertas nunca se abrirán. Vuelvo a resaltar el papel que mis padres, aconsejándome pero nunca limitándome tuvieron en mi búsqueda. Ni siquiera frente a la dureza de mi intento de suicidio me juzgaron. Y aun cuando mi padre me exiguió para ese tiempo que me hiciera responsable de mis decisiones ya que había decidido vivir a mi modo, fue la mejor decisión que pudo tener conmigo. Me enseñó que a los hijos hay que alentarlos siempre, pero también aconsejarles bién y adiestarlos en ser responsables a medida que deciden por sí mismos. Aprendí en aquel tiempo que mejor que sobreproteger es enseñar a los hijos a ejercer la responsabilidad personal.
A veces pienso que a los tiempos violentos les agradezco haber aniquilado el orgullo y la omnipotencia en mí. Cuando yo era adolescente creía firmemente que el mundo se rendiría ante mí. Y quería todo. Un día quería ser modelo, y otro irme a la escuela de azafatas en LA donde mi tía ya gestionaba el permiso... (agradezco que a ambos mi padre se opuso rotundamente). Luego quise estudiar biografía marina en el sur y luego arquitectura y así. En todo mis padres me alentaban, aunque expresaron su desacuerdo franco en algunos momentos como en el desapego a la familia al que me llevó la meditación trascendental. Los padres son el modelo de los hijos y los que llenan el contenido del vaso que es el hijo. Cuidemos de dejar fuera de tal contenido los gritos, el abuso, la degradación verbal, la violencia y los espacios de poder.
Mi experiencia me indica que uno no aprende a ser padre sino ha sabido ser hijo. Yo aprendí ambos a destiempo, y ya de grande. Hay mucho que aprender de los padres, mucha riqueza por extraer, y aunque tal vez es tarde para mí, puede ser tu tiempo hoy de valorar lo que tienes, y disfrutarlo. Y aprender a escuchar de la experiencia amorosa que los que nos aman intentan trasladarnos. No necesitas hacer lo que otros te aconsejen, pero "examina todo, y retén lo bueno". Escucha a los demás.
MI JUVENTUD
Con luz verde para actuar, una salud debilitada y preguntas
que me angustiaban, me involucré fuertemente en cuanta secta y grupo
esotérico encontré. Me convertí es una experta en religiones y ocultismo. No hubo libro que no leyera o conferencia a la que no fuera. También fue la época negra en que practiqué el control mental, la meditación y el desapego... En el nombre del desapego fui motivada a dejar mi carrera, a cambiar la cuna de oro y las grandes perspectivas con que nací por una vida errante donde nada me importaba. También quedaron ahi las joyas de la familia que usaba, la ética, y la moral.Viajé varias veces al exterior cambiando continuamente de carrera, religión, pareja. Mi búsqueda se hizo internacional...
Hago un alto para dar gracias a mi amado Jesús, que preservó mi vida para un propósito mayor...
“Te tomé de los confines de la tierra, te llamé de los rincones más remotos. Yo te escogí, no te rechazé” (Isaías 41;9)
Convencida aún que en el amor de pareja estaba la salida, me aferré a él como a la tabla de un naufrago. Yo había estado enamorada pero cuando el amor me dejó solo supe hacer lo que todos me decían que hiciera, que lo siguiera buscando en otros. Así que desde los quince hasta que me casé yo nunca estuve más de un par de meses sola, esto te hablará acerca de mi inmadurez en el amor. Un clavo no saca otro clavo ni un compañero se encuentra así, de relación en relacion. Pero al fin yo no sabía nada de eso.
En ese trayecto salí con un hombre casado quien me dijo estaba separado, y quedé embarazada y claro, sola. Terminamos con el padre del bebé ante mi resistencia a abortar. El día que rompimos me encerré en un hotel de borrachos, lo único que podía pagar, y luego de trabar la puerta con un mueble pasé la noche sentada en la cama con las manos sobre mi vientre y enfrenté por fin la vida real... En lo que creo fue la noche más larga de mi vida decidí que hacer, seguir o terminar de una vez con tanto rechazo...Decidí por la vida, la mía y la del bebé. Eso me costó todo en ese momento, tuve que volver a la casa de mis padres al perder la agencia de publicidad que tenía con el padre de mi bebé.
En ese tiempo aprendí como todo se mezcla en la vida, no es tan fácil tener en compartimentos estancos el trabajo, el estudio, la pareja. Todo es uno en el devenir del tiempo y las consecuencias de nuestras acciones en un ámbito se reflejan en el todo.
Yo había terminado la carrera de decoración y tenía por la mitad arquitectura mientras completaba estudiando de noche y con un alto promedio la carrera de asistente ejecutiva. Entonces cometí un error, en vez de aceptar el puesto al que me enviaban recomendada desde el centro de estudios por mis promedios, me fui a trabajar con mi pareja en publicidad. Yo dominaba el diseño y el mundo de la publicidad me fascinó por completo. Hice curso tras curso con los primeros analistas de marketing (también conocido hoy como mercadotecnia) que desembarcaron en Córdoba. Me encargaba de la gráfica, de tratar con los dibujantes y también con los medios y estaba totalmente inmersa en ese mundo y dispuesta a desarrollarme en él. Pero al terminarse mi relación de pareja cerré mi etapa con la publicidad y el diseño que tanto amaba y no fue sino hasta hace tan poco que retomé el diseño pero en otra área totalmente diferente. Nunca me arrepentiré lo suficiente de tantas oportunidades que dejé ir ... Cuando yo escucho hoy a la gente decir "pero yo creo que nací para grandes cosas pero todo me sale mal", pienso en que no importa con cuanta grandeza nacemos, sino lo que uno siembra en la vida en el día a día, porque eso cosecharemos. Hoy cuido cada oportunidad (a veces demasiado) y más que para lo qué nací, me preocupa amar hoy, hacer el bien hoy, tener a Dios primero hoy, honrar la vida hoy.
Volviendo a casa de mis padres, con mi embarazo - mi "estigma"- empezó otra vez la diaria presión para que abortara y siguiera mi vida, esta vez por parte de mis padres. Y aunque no culpé a mis padres porque conocía el profundo amor que los motivaba y su deseo de que yo saliera adelante, en mí había ya una profunda e inexplicable determinación y un día le dije a mi madre: "Yo no conozco a Dios por más que lo busco, pero sé que existe. No abortaré. Es mi decisión terminante. Criaré a mi hija sola"'.
Tal vez esa fue mi primera decisión de amor real. De repente yo no decidía para mí, sino para otra persona... que increible paso del total egoismo personal a velar por otro. Un primer paso de amor al fin.
Pasé el resto de mi embarazo en forma pacífica y cuando mi hija tenía unos meses volvió la presión por mi futuro en Europa, -esta vez brindando a mi hija en adopción- entonces hice mi bolso otra vez y volví a la ciudad . Y empezé una nueva vida alejada ya de los claustros academicos, del arte y la aristocracia y de las sectas.
Una vida de pañales, guarderías, el llanto de una nena por su alimento, los obligados paeos por la plaza y los horarios implacables de un empleo jerárquico.
... Y un corazón que no encontraba su dueño...
Todo lo que uno busca lo busca primero a uno. Y el amor real vino a mi vida. El único hombre del que me reconocí realmente enamorada y que fuera mi mejor y entrañable amigo volvió al pais. Desde que saliéramos cuando éramos solo adolescentes en lo que creo fue para ambos nuestra primer relación seria, y terminaramos luego, no hablamos de amor, pero seguimos siendo amigos del alma. De esos que comparten todo y pueden compartir el silencio también. Hubo un vínculo especial y profundo con él desde que nos conocimos, rescato el papel de la amistad en como se relaciona una pareja. Fuimos amigos primero, entremedio y después. Así que cuando volvió y sin demasiado preánbulo me pidió que me casara y me fuera del pais con él, no tuve que pensarlo dos veces. Acepté. El amor era algo natural entre nosotros. La vida me sonrió por unos meses bajo los pinos del borde del lago y me dispuse a profundizar en el amor y dejar mi vida y mi familia siguiendo a quien sería mi esposo. El recuerdo de las semanas maravillosas que vivimos juntos fueron otro de mis "créditos del banco del alma". Un tiempo de risas y delantales que me marcó. A él ya le gustaba tanto cocinar como pintar y escribir, yo detestaba cocinar, él se reía de mis rebeldías y las solucionaba con su eterna sonrisa, mientras yo lo impulsaba a pintar en la mesa que como estudio le armé en mi departamento. Creo que atreverse a amar profundamente, es la mejor elección que podemos tomar... muy por encima de los resultados a veces imprevisibles. El amor siempre es la mejor escuela de vida.
Las presiones familiares, y una red intrincada de mentiras se interpusieron y nos separaron. Sin explicaciones en una sola tarde llegué al aeropuerto solo para ver como el avión que se llevaba lo que por fin había identificado como el amor real, partía sin destino conocido. Me dieron el nombre del vuelo de enlace y logré comunicarme con el Aeropuerto Internacional de Ezeiza pero también segundos después que el vuelo donde creí que iba, despegara. Los meses que siguieron me dieron de frente contra una pared de silencio y dolor. Nadie me contestó, nadie me atendió. Luego de semanas de llamar a todos los lados del mundo posibles me dí por vencida y caí en una espiral de dolor que parecía no tener fondo.
Día tras día daba vueltas el caro anillo de diamantes en mi mano y mientras miraba pasar los aviones desde la azotea del edificio de departamentos donde vivía, le pedía a ese Dios que no conocía que como se lo había llevado, un día me lo devolviera. Miles de aviones luego que nada me devolvieron subí a la terraza en una última noche de mirar al cielo esperando, me quité el anillo y decidí seguir adelante, tenía una hija y debía velar por ella. El amor otra vez me dejaba librada a mi suerte.
No es bueno huir del amor, menos bloquearlo bajo toneladas de concreto mental como yo lo hize intentando salir adelante.Todo eso que pretendemos anestesiar y ocultar vive dentro nuestro y tiene el suficiente poder para influir en lo que nos pasa.
Dos años mas tarde conocí a quien pensé que podría ayudarme a formar la familia que tanto anhelaba y olvidar el dolor. Tres meses después nos casamos. No me casé enamorada, pero sí decidida a ser una buena esposa, a respetar a mi esposo y atenderlo, pensaba que hasta la muerte. Mi primer tiempo con él fue bueno, nada hacía sospechar lo que vendría y él me trató como a una princesa mientras salíamos.
MI TIEMPO DE MUERTE
Me inauguré en el concepto de hogar con una violación el día que nos casamos, y un golpe que rompió bastante más que mi piel y mis sueños... Al compás de los insultos y la orden de
“¡no llorés!” miré espantada a quién debió amarme y protegerme y
aprendí.......aprendí a llorar para adentro, a callarme si quería sobrevivir.... Y le abrí la puerta al miedo, que dominaría mi vida por las próximas dos décadas..
El cerco del abuso es increible. Hay una manipulación extrema que va tomando el poder poco a poco en una seguidilla -que yo desconocía por completo- de aislar a la víctima de todo. Fui separada de mi familia, a mis amigos se los amenazó y se les cerró la puerta en la cara. No podía atender el teléfono o hablar con nadie sin permiso y sin que se me diera el libreto para decir. Mis efectos personales eran revisados a diario. Fotos, cartas y demas, eran quemadas sin piedad (nunca diré lo suficiente que una relación es un campo de amor no de poder o dominio, los derechos humanos de cada persona siguen vigentes en el matrimonio, el derecho a la privacidad también). El cerco se cerraba día a día y creí realmente que no saldría viva de él. Cuando pretendía escapar me perseguía, de alguna manera me encontraba siempre y me obligaba a volver. En ese tiempo dormí una noche en la calle con dos de mis niños luego de que mi esposo me echara de mi propio departamento, del cual se había adueñado. Recuerdo otra vez que intenté escapar, y cuando levanté la vista en el omnibus, ahí estaba él parado al lado mío con esa sonrisa malvada que tenía cuando se sabía ganador de la jugada. En aquel tiempo dejé de pertenecerme, yo era la propiedad de otro, que podía usarme o destruirme a su antojo.
Otra parte penosa del círculo de la violencia intrafamiliar es el abuso sexual sobre el cual no abundaré en los detalles de la tortura que conllevó en respeto a todos empezando por mí misma. Sin embargo sí quiero decir que no hay cosa más degradante para una mujer que ser tratada como un objeto sexual, o como se me repitió hasta el cansancio, como un pedazo de carne. La identidad de género empieza a diluirse al volverse de niebla la frontera de lo bueno y lo malo. Las personas somos sujetos, no objetos, y menos objetos de la furia o morbosidad de otros. La impotencia que vive una mujer al saberse a merced de la maldad sin defensa posible es inarrable. Todo tipo de tortura o vejación aparenta ser válida en el secreto de la intimidad del lecho matrimonial. Pero lo más doloroso de ello no fue en la intimidad, sino ser exhibida y usada para lograr negocios o favores de empresarios. Una mañana estábamos en Buenos Aires, la capital argentina de gira de negocios, instalados en un caro y conocido hotel en cuyo bar se reunían politicos y demás. Mientras desayunabamos mi esposo divisó a un pariente suyo, hermano de la primera dama en ese entonces, y luego de irse a su mesa me lo trajo, yo sabía lo que seguía, debía ser "amable". Por muchos años me costó el recuerdo de las sonrisa lascivas de ese tiempo, la misma que vi en uno de los tristemente célebres represores argentinos, que me fuera presentado por mi esposo, y que me dedicó la misma mirada más algunos comentarios muy subidos de tono. Finalmente mi reacción ese día frente al ex represor y frente al hombre cercano al gobierno fue la misma, me levanté y me fui... Prefería la furia de mi esposo a dejarme seguir siendo usada como si fuera un objeto de cambio.
Otra noche tuve que escapar de una fiesta frente a la violencia desatada. Al correr por el campo buscando ganar la ruta, perseguida como un animal, enredé mi vestido largo en un rollo de alambre de púa que me abrió dolorosas heridas. Mi perseguidor me alcanzó, me arrastró hasta la avenida y me introdujo en un taxi donde volvió a golpearme. Horas más tarde la policía irrumpiría en mi departamento y un solícito oficial recogería lo que quedaba de mí.
No levanté cargos. No tengo palabras para describir el terror que me embargaba.
A nadie parecía imporatarle lo que yo vivía como para frenar la locura. Si podían golpearme en plena pista de baile de uno de las salas de fiesta más lujosas de Córdoba, frente a tantas personas y guardias de los cuales nadie hizo nada, yo ciertamente estaba segura de no tener escapatoria.
Y en eso me torturaba siempre la amenaza de que si intentaba irme o lo conseguía, mi esposo amenazaba sacar a mis hijos del pais y el pensamiento de que estuvieran bajo su custodia me helaba la sangre.En un punto empezó a obsesionarme separar de alguna manera a mis hijos del abuso, antes que llegara a lo físico, pero no encontraba sinceramente la salida.
Cuando solíamos hablar con mi madre de su huida del comunismo y como papá y ella sobrevivieron mi madre me repetía:
..."pero tú tuviste tu propia guerra también, y fuiste extremadamente valiente"
Abuso, control, celos, golpes e insultos cambiaron mi segundo embarazo en una pesadilla.... Con un pronóstico de pre eclamsia, descompensada, demasiado delgada y demasiado triste, decidí tomarme la tarde antes de ingresar al hospital para caminar en el sol tibio de primavera, sabiendo que las probabilidades que tanto yo como mi bebé viviéramos eran escasas. Recuerdo claramente la cálida tarde del doce de setiembre contrastando con las ráfagas heladas de la de muerte rondando nuestras vidas.
Cuando volví a casa a hacer el bolso se desató el horror, otra vez. Ingresé a la sala de partos en la fria madrugada con pronóstico reservado y golpes en mi vientre mirando lo que vería muchas veces; un quirófano preparado para lo peor, y un equipo de médicos mirándome con lástima... Luego de horas de reanimación despertamos mi hijo y yo en la cama de un exclusivo sanatorio. Dos sobrevivientes solitarios en una helada tarde de septiembre. Ninguno lloraba, ninguno lograba entrar en calor. El silencio y la soledad invadían mi vida. El amor había tomado un avión, y la vida otro.
Luego perdí dos bebés y pasé por varias operaciones, algunas de ellas en clínicas de abortos clandestinas al no haber legislación para poder detener de otra forma las serias hemorragias que tenía. Y tendría que pasar por el parto de otro bebé a término, que murió de repente y sin causa. Recuerdo bien ese día. El pasillo donde me dejaron por horas porque nadie quería decirme que el bebé había muerto y debería darlo a luz igual. Otro lujoso hospital, soledad, la sangre goteando por el piso...
La monja que me miró y se fue cuando le pedí que rezara por mí. Hasta que mi médico vino, me miró alarmado y cargándome en una camilla voló a cirugía. Yo deseaba que no llegara. Deseaba el alivio de la muerte que pusiera fin a tantas pérdidas. Después de todo, hacía tanto que ya no me sentía viva... Empezaron a operarme, y como no podían anestesiarme por mi extrema debilidad, yo los escuchaba hablar de mi como algo sin valor ni remedio.
Mi bebé había muerto. No me dejaron llorarlo... ni enterrarlo.... no pude elaborar mi dolor frente a una lápida, reclamar el cuerpo hubiera dado lugar a preguntas engorrosas. No estaba permitido.
Fue un invierno más helado que lo habitual...
Citando a la Dra. Esly Carvalho, fue “mi tiempo de muerte”. Hasta mi perra murió, la preciosa collie que había adiestrado para cuidar a mis hijos tuvo que ser sacrificada por falta de cuidados.
Mi cuerpo se desangraba lentamente en anemias y operaciones interminables. Mi conexión con la vida se debilitaba día a día.. Ya no lloraba ni reía. Levanté muralla tras muralla para no enloquecer. Las gruesas paredes me permitieron sobrevivir, pero mi yo real era solo una voz pequeñita que clamaba ahogada.
“EL envió desde lo Alto, me tomó, me sacó de las muchas aguas...” (Salmos 18:16)
La violencia se calmó luego que empezamos a asistir a una iglesia, pero fue reemplazada por el abuso emocional, el control, los insultos, y las amenazas. Creo que la progresiva degradación y la pérdida de la identidad a la que conduce el abuso verbal son más dañinas y tangibles que el abuso físico. Aun hoy me cuesta entender porque en milesde parejas, apenas creen que tienen al otro seguro cambian el amor por un dominio progresivo del otro. No entiendo porque una persona puede pensar que es lícito tratar a otra como si fuera su propiedad. Dios nos hizo libres, y de cada lazo que ponganos sobre otro daremos cuenta. No somos ni policias ni dueños de nadie, nada nos pertenece, "de Dios es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan".
Atrás del abuso psicologíco empezó a aparecer la red de estafas, mentiras y demás de las que poco conocí hasta separarme. Hoy la justicia reconoce esto como abuso económico. Mi esposo tenía doble documentación, mi casamiento había sido comprado y se hizo en el extranjero porque aún estaba casado en Argentina. A partir de allí todo lo ilicito se hizo, falsificar firmas, papeles, apostar, involucrarse con prestamistas y gente altamente dudosa. No fue sino hasta el final que yo supe la realidad, pero igual escapar no parecía posible.
Creo que nada se salvó de la violencia en aquel tiempo. Me vendió mi guitarra y la música quedó casi desterrada, relegada a espacios mínimos y controlados. Mi padre murio sin que me dejara ir a despedirlo. Llegué solo para enterrarlo. Mi modelo, mi amado padre se había ido y yo ni siquiera pude decirle cuanto lo amaba y porque hacía años que no podía visitarlo.
Al consabido son de...”en todas las casas hay problemas” los años pasaron. Quedé embarazada y contra el nuevo pronóstico de muerte, mi hijo nació sano. Y mis niños crecieron, mudos testigos de golpes en la mesa, gritos en la noche y una mamá hecha un ovillo en algún rincón esperando que la madrugada trajera paz...
Hasta la próxima mañana donde había que ir a jugar el rol de empresaria, o los domingos el papel de esposa y madre impecable. Todo era una gran mentira. Una actuación sin vida. Por fuera éramos la máscara de la familia ideal. Buena ropa, auto importado, colegios caros, una casa en el mejor lugar de la ciudad...
El horror pasaba todas las aduanas... 18 años transcurrieron en un pozo de dolor y desesperanza. Separada de familia y amigos, debiendo pedir permiso para hablar con cualquier persona, ó someterme a un interrogatorio si no lo hacía. No podía cargar a mis hijos, ni pasar a solas tiempo con ellos. El terror creció en mí como una enredadera, anulándome, convirtiéndome en una autómata ejecutando órdenes. Mis depresiones aumentaron y me sumíeron en largos períodos de enfermedad. No entendía porqué Dios no cambiaba la situación y me preguntaba “¿siempre será esto así?...¿no habrá una vida mejor para mí y mis hijos?”. No entendía que yo misma había cerrado las puertas a la luz de Dios y que yo debería abrirlas...
“Invócame en el día de tu angustia. Te libraré, y tú me honrarás...” (Salmos 50:15)
EL ENCUENTRO
Hay un libro por ahí de gran venta que se llama "El secreto" como el enunciado de una metafísica solución secreta a todo conflicto... Tales doctrinas de hombres hoy me producen una sonrisa irónica. Mas que "el secreto" como un lugar externo ó interno por encontrar, el tema de la vida pasa por "lo secreto ó el lugar secreto" donde nos reunimos con el Creador de la vida a solas, luego que cerramos la puerta en nuestro altar personal.. Lo secreto entre Dios y yo, ahí nació todo. Desde que me reencontré con mi Padre siempre lo busqué en lo secreto mucho más que en público. He sido y soy de muy bajo perfil y de no atraerme para nada las grandes manifestaciones ni menos la cosa pública. Si hoy yo canto es porque canté en "lo secreto" primero por años. Si hoy puedo amar y ayudar a otros, es porque primero aprendí a solas, con mi Señor, las leyes del amor y la restauración.
Yo sabía, por mi búsqueda, lo que significaba ser un discípulo. El precioso libro "El jardín del Amado" a menudo me había hecho reflexionar. Así que cuando encontré a Dios, dispuse mucho tiempo en lo secreto para estar con El y aprender de El. No escuchaba nada, no sentía nada pero año tras año me he sentado a sus pies como María, buscando Su Rostro y Su guía. Mi fe para mí es más tangible que lo palpable. Sé bién que no se trata de experiencias sensoriales, se trata de creer, en esperanza contra esperanza.
El Cielo se encuentra a una oración de distancia, la primera que tal Cielo escucha, cuando recibimos al Camino y al Autor de la vida. Y la Biblia nos dice que hoy es el día aceptable para decidir nuestra eternidad. Como creo les pasa a todos, a mí me atormentaba en mi adolescencia que ocurría con la muerte y la eternidad y como influía eso en el hoy de cada persona. Por eso en mi múltiple búsqueda, yo nunca cerré la puerta a nada, y un día cuando era muy joven, mirando la televisión, ví una emisión del Club 700 y aunque como digo, a mí la cosa pública no me gusta, yo percibí algo en las palabras del pastor, y cuando hizo la invitación a orar, yo me arrodillé sola en el living de mi casa en el campo y oré. Yo no sabía que ese día le había dado el permiso a Dios para guiar mi vida, no fui consciente, pero El empezó a actuar igual. Muchas veces me he preguntado que hubiera ocurrido si yo hubiera dicho que no en aquel momento, creo que no hubiera sobrevivido. Hoy sé plenamente que darle la espalda a Dios y vivir como si El no existierra es darle la espalda a la vida misma. Es notorio el accionar de Dios en nuestras vidas y cómo nos busca. Esa primer actitud que yo tuve en respuesta, fue hacia "lo secreto", algo entre El y yo, y eso marcó mi vida y el tipo de relación que siempre he tenido con Dios. Nuestra relación con El siempre debería transcurrir en su 90% en intimidad, para que se exprese luego correctamente en el 10% publicamente.
Pasó el tiempo y en mi tiempo de muerte yo olvidé todo eso. Pero tenía a mi tía, la que me consentía siempre y que vivía en Estados Unidos, que oraba por mí a diario. Sus bellas tarjetas que me enviaba con frases llenas de fe me marcaron. También en mis tiempos rebeldes me hizo llegar mi primera Biblia se llamaba "El más importante es el Amor". Unos años antes que me separara tomó la costumbre de sostenerme con dinero, que fue usado sabiamente esa vez para que mis hijos siguieran estudiando, y de llamarme por teléfono una vez a la semana. Ella no sabía de mi situación, pero su fe me mantuvo a flote tantas veces. Hace poco en una conferencia se nos explicó que el conocimiento de Dios entra por alguien en una familia y luego se propaga en las generaciones, y que bueno es ser esa "punta de lanza". Yo lo he sido para mis hijos pero porque mi tía introdujo al Dios real en mi vida. Nunca debemos cansarnos de sembrar el bién y la bendita Palabra de Dios en otros.
En el 85 llegó a mis manos un folleto bíblico que alguien pasó por debajo de la puerta y mi esposo accedio a ir una iglesia cristiana. Apenas entré supe que mi búsqueda había terminado. Cuando oré recibiendo a Jesús en mi corazón sentí una dulce presencia envolviéndome. Tuve la certeza absoluta de haber encontrado el camino de regreso a casa. Un puente se tendió salvando el abismo que me separaba de Dios, y mucha agua corrió bajo él en los quince años que mediaron hasta que me separé pero si ahora miro atrás puedo ver claramente que siempre estuve sobre el puente. Un nuevo tiempo comenzaba donde Dios tenía ya el control de mi vida.
LLEGA LA SANIDAD
Aún no sé como pude lograrlo (y
eso aumenta la certeza del obrar de Dios) pero en el 97 aunque los
libros no estaban permitidos en mi casa (al igual que casi todo) tuve acceso a un
libro del Dr. Neil Anderson (Freedom in Christ Ministries) que contenía
los pasos para la libertad interior.Pasé por ellos una mañana, mientras enferma permanecía en mi casa. Toneladas de basura comenzaron a salir del pozo destapado. Las puertas de lo oculto fueron cerradas. Los pactos de maldad rotos. Mi corazón ahora vacío comenzó a llenarse de arrepentimiento y voluntad de cambio. Meses después leí otro artículo de sanidad sobre los bebés muertos en el vientre y abortados. No olvidaré esa mañana.... enferma, sola en mi cuarto empezé a leer...
Y Dios golpeó a mi corazón.
“He aquí que YO estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a el y cenaré con él, y él conmigo “(Apocalipsis 3:20)
¡Abrí la puerta!. Doce años después pude llorar la muerte de mi bebé, mientras el agradecimiento hacia Dios crecía en mí al saber que El me había guardado todo el tiempo, y que vería a mi bebé en el cielo.
Un hambre desesperado por Dios cautivó mi alma. Fui a un retiro de mujeres y el tema fue otra vez “Sanidad interior”. Descubrí mi odio hacia Dios por la violencia de mi esposo y el odio hacia mí misma por creerme incapaz de poder amar. El perdón empezó a fluir debilitando las murallas.
Busqué al Señor con todo mi corazón, mi alma y mi mente, aunque aún no lo amaba ni sentía Su Amor.
Después de recibir una palabra especial en una reunión de alguien que no me conocía pero vió en mi corazón, fui a trabajar como voluntaria en un hospital. Eso quebró el cerco de mi esposo y volví a tomar contacto con la realidad. Al ayudar a enfermos tan graves me hizo ver mi propia situación. Por primera vez sentí el gemido apremiante de mi yo real atrapado en mi interior.
Al año enfermé de neumonía y tuve una hemorragia en la pleura. Otra vez el fino hilo de mi vida se tensó y debilitó...
“El Señor no retarda su promesa... sino que es paciente para con nosotros" (2ª Pedro 3:9)
Para ese tiempo habíamos perdido todo, deudas y juicios amenazaban por doquier. El cubrir la gran mentira que llevábamos adelante exigía que no pasaramos mucho tiempo en nada. Casas, locales de las empresas, iglesia, todo se cambiaba de continuo dejando deudas por todos lados.
Llevada por una nueva fuerza que me impulsaba tomé decisiones. Busqué y conseguí rápidamente un excelente empleo, con el que sostuve por dos años a mis hijos y un esposo cada vez más resentido y violento. La situación familiar se volvió insostenible conforme me acercaba a Dios y su Luz confrontaba la oscuridad.
Entonces, en un mismo día rompí el silencio y hablé con mis pastores, una persona me derivó a la otra y así en el curso de horas hablé con consejeros, abogados, policia y la justicia. El oficial de justicia me puso delante un formulario con todos los tipos de abuso y como se expresan pidiéndome que tildara los que había pasado, Los marqué todos... y empezé a entender la gravedad de lo que ocurría. Luego de confrontar con los abogados sin éxito a mi esposo, y de que las amenazas evolucionaran a involucrar mi vida y la de mis hijos, inicié la separación mientras permanecía en mi hogar dando otra oportunidad. Gran error que pudo haberme costado la vida...
En ese contexto violento y amenazante de noches eternas, policías y juzgados El Señor proveyó un milagro: perdí el miedo. Esa noche un Manto de Cuidado Amoroso vino sobre mí en la seccional de policía, pude ver la obra del miedo anulándome y Dios me hizo libre. Volví a casa en paz, ya no necesitaba cuidado policial. Me puse en el medio de la furia de un hombre y mis hijos en calma y armada solamente con la revelación de Dios como Padre Amoroso que me había mostrado mi condición de hija protegida. Supe que en adelante EL cuidaría de mí y mis hijos aún antes de recibir Su Promesa.
En el mismo tiempo vino el Pastor Andrew Comiskey a dictar su taller sobre sanidad sexual y relacional....Nunca había escuchado hablar de Dios como Padre Amoroso, ni de la suficiencia de la obra de Cristo en la cruz como Andy lo expuso. Comprendí el valor de la confesión y abrí mis secretos. El llanto empezó a fluir sin control. Largos abrazos y manos extendidas orando por mí cubrieron mi vergüenza y mi dolor. Dios mismo me extendió Su Abrazo a través de mis hermanos. Más que entender yo viví lo que significa el "cuerpo de Cristo, La Iglesia" y su papel como agente de restauración. La Iglesia son Sus manos y Su voz, es Su amor con que somos abrazados.
El proceso restaurador de Dios estalló en mi vida con un poder increíble, y aunque yo aún deseaba morir, el Padre ya había retomado el control de mis pasos. En ese tiempo volví a recibir ayuda a través de un libro, esta vez del Pr. David Hormaechea. En medio del dolor, aprender del verdadero propósito de Dios para una familia, y de Su Gracia constante para quien sufre, trajo alivio a mi vida. Leyendo ese precioso libro aprendí que aunque Dios odia el divorcio, siempre tiene gracia con quienes sufren y está listo para restaurar al caído que decide cambiar. También entendí que la Gracia siempre vuelve posible lo imposible, pero es necesario que ambos conyugues la tengan y apliquen para que el plan de Dios para su matrimonio no se rompa. Y si eso no fuera posible, entendí que Dios siempre restaura a todos los miembros de la familia que deseen con todo arrepentimiento un cambio verdadero.
Mi matrimonio terminó. Abandoné mi hogar huyendo en la madrugada de Navidad frente a una violencia ya insostenible. Una pequeña y bonita casa albergó los sueños rotos, un dolor indescriptible que ahora podía ser llorado sin freno, y un Padre Eterno lleno de amor cuidándonos sin descanso.
El fin del milenio nos encontró abrazados y llorando....en la difícil tarea de abrir los recuerdos y las heridas para dejarlos a los pies de la cruz.. Sabíamos que nuestras vidas estaban tan rotas como todo lo que vimos en nuestra casa anterior al volver a buscar las últimas cosas. Todo destrozado, como los restos de un naufragio después de una tormenta...
Rescato de aquellos día un pequeño pino que trajimos todo roto, y que como un ícono, creció por años frondoso junto a la reja. Todo lo que amamos y cuidamos, prospera.
Agradezco tanto a quienes me abrieron su hogar en ese tiempo. Agradezco no haber sido juzgada, ni rotulada, sino aceptada. Después de tanto tiempo de "destierro" tuve mi primer amiga, era una señora mayor que vivia sola. Para el día de navidad -cuando me separé- nos invitó a celebrarla en su casa, sacó la mejor prcelana, hizo platos exquisitos, nosotros en silencio estábamos avergonzados frente a tanto amor...
Recuerdo en especial un almuerzo al que nos invitó a mi hija y a mí un amigo . Había transformado el normal escenario de reuniones ministeriales de liderazgo en una mesa de fiesta con velas, y música italiana acompañando las pastas. Cuando nos tomamos las manos para orar aproveché para esconder mis lágrimas entre los tallarines. Desde mi adolescencia no reconocía una mesa en paz precedida por un hombre. Mi amigo nos mimó ese mediodía. La vida volvía a ser bella.
Decidí confiar en Dios y creer en sus promesas. Mientras el hambre y la sed por EL crecían en mi interior, El comenzó a dirigir la reorganización de mi vida. Cambié de trabajo, comenzé a estudiar en la universidad por la noche, me incorporé al ministerio de restauración y comenzé a vislumbrar el propósito de Dios para mi vida. Por muchos meses caminé de ida y vuelta al trabajo y pude reunir para pagar la primera academia de música para mí y mis hijos. Desde aquel tiempo entre mis hijos y sus instrumentos, mi canto y mi hija danzando; la casa nunca dejó de estar llena de música.
Cada día luchaba por cultivar la obediencia, la comunión con el Padre y la apertura de mi carácter, renunciando a la vergüenza, el orgullo, la rebeldía y la tristeza. Comprendí la idolatría emocional y relacional y renuncié a ella. Pude distinguir el amor falso del real. Algunas cosas me fueron difíciles de re-aprender... abrazar y confiar me costaron tanto.... pero aprendí a dejarme abrazar, a dejarme querer. Volví a tener amigos y a disfrutar de la amistad.
Los círculos de mi infancia comenzaron a ser cerrados. Pedí perdón y perdoné. Me arrepentí. Tiernamente el Señor empezó a revelar mi yo real y mi verdadera femineidad. Conociendo mis límites, trajo las cosas a su tiempo con extrema dulzura y cuidado para revelarlas a Su Luz y restaurarme.
Hubo un tiempo a la mitad del proceso en que las cosas se pusieron difíciles. Las amenazas contra mi vida y mi antiguo codearme de continuo con la muerte me hicieron caer en una profunda depresión. Mis hijos entraron en una adolescencia conflictiva y pensé que no lo lograríamos.
Y el valle de sombras se abrió delante de mí.
“No moriré, sino que viviré. Y contaré las obras del Señor” (Salmo 118:17)
Lo pasé. Dios no miente. Sobreviví.
El llanto empezó a mermar mientras la intimidad con el Padre crecía y cautivaba mi corazón. Una Suave Mano de Eternidad se posaba en mi cabeza en las madrugadas calmando mis lágrimas.
Un día me levanté y descorrí las cortinas del alma para que entrara luz. Y descubrí que la reconciliación había obrado en mi vida. El pasado ya no dolía. El futuro no era amenazador. Y el presente podía ser llevado cada día a los pies de la cruz para obtener allí la fuerza para vivir.
“Y cada día traerá su propio afán...”(Mateo 6:34)
Y la Paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento llenó mi vida.
Y volvió la risa. Volvieron los amigos. Volvió la música a llenar los espacios.
Fueron los años de aprender el paso a paso, de entender el valor de la siembra y la espera por la cosecha cuidando de lo que se sembraba. También fue el tiempo de entender que en lo poco debía ser fiel y aprender a caminar dependiendo en todo de Dios.
La restauración de procesos de abuso grave como el mío no son cosa de un día, sino de toda la vida. Hay un comienzo pero no un fín. Es un diario caminar, un paso a paso con muchas tormentas y retrocesos. Soy consciente de que solo soy una sobreviviente por Gracia, lo seré cada uno de mis días, en especial en las mañanas de lluvia y tormenta, cuando recuerdo que a pesar de las nubes, los años pasan y Dios siempre me devuelve el sol.
MIS HIJOS
Hace unos años en la limpieza anual que suelo hacer, enfrenté el temido lugar del estante de los albumes de fotos, y supe que ya estaba preparada, que ya era tiempo de otro cierre. Busqué un tiempo a solas, y sentada en el piso, con todo un rollo de cocina para llorar sin problema me preparé y empecé... Una a una fuí rompiendo las fotos de un tiempo que queria cerrar para siempre.De todas ellas recuerdo algo impactante, el rostro de mis hijos. Ahora mismo al solo recordar me duelen sus rostros. Ni en una de las fotos habia una sonrisa. Su mirada me hacía pensar en las gacelas asustadas, temerosas de ser presa del enemigo.
Los matrimonios se rompen a veces en situaciones graves, pero no es algo que entiendo porque uno se divorcia de los hijos. Como rehenes psicológicos son usados para poner en ellos las listas de reclamos y el odio que ya no se puede verter en el otro... Al confrontar a mi esposo por la separación yo esperaba un sesgo de madurez y hablar de que haríamos con ellos y como seguiríamos siendo responsables de educarlos. Pero no fue asi. La respuesta fue denigrante, si me separaba debería hacerme cargo de todo. De repente eran "mis hijos"no "nuestros". A partir de aquella amenaza, entendí de golpe que la persona que tenía enfrente no solo no me había amado nunca, sino que era un total desconocido que además negaba a sus propios hijos.
De pronto me convertí en madre y padre a la vez, y no había vuelta posible. Eso es dificil por no decir imposible. Los hijos necesitan el modelo masculino y la familia no fue diseñada para ser sostenida por una mujer como jefa del hogar. Digan lo que digan no comparto con el movimiento del "empoderamiento de la mujer". Creo que es muy triste la forma en que la mayoría hemos abandonado los roles que Dios nos legó dando a luz a familias enfermas y sociedades quebradas.
El entorno de una separación así es compleja, imagino que para mis hijos lo fue mucho más. Traté realmente de buen corazón que siguieran viendo a su padre, y cuando él decidió viajar a vivir y trabajar adonde estaban sus hermanos me alegré porque pensaba que si él se levantaba y sanaba en todo sentido, mis hijos estarían mejor. Por lo mismo no hablé con los tíos de mis hijos, mi familia política a la que aprecio muchísimo de lo que había ocurrido. Por un tiempo mis hijos viajaban a verlo y pensé que al menos ellos recompondrían la relación. Pero finalmente la violencia de mi esposo volvió a estallar y tuve que sacar a luz toda la historia delante de las autoridades una vez más. Mi esposo fue recluido en una institución y mis amados hijos empezaron a entender la dimension de lo ocurrido.
Cada hijo tiene sus procesos y tiempos únicos y deberíamos aprender como sociedad a ver los efectos del abuso más en ellos que en la pareja en sí. Es fácil rotular a los adolescentes por su comportamiento, rebeldía o vestimenta, pero ellos son solo vasos que expresan de lo que fueron llenados. Detrás de las constantes peleas del matrimonio en un hogar disfuncional el callado dolor de los hijos pasa casi siempre desapercibido hasta que se expresa como puede, a menudo con las maneras equivocadas que les fueron legadas.
Los varones eran chicos y todo quedó mas tapado en sus inconcientes. Fue aflorando de a poco, y la misma Gracia que nos mantuvo fue cubriendo los problemas que aparecieron. Fueron años dificiles de mucha oración, muchas decisiones y más abrazos intentando tapar tantos huecos. Lo que si destaco es que mis hijos se los habia degradado mucho verbalmente, los "no sabés hacer nada" "no servís para nada" eran normales en mi matrimonio. Uno de mis hijos es loco por la aviación, desde niño soñaba con ser piloto, pero como tenía vértigo mi esposo se burlaba de él. Costó mucho tiempo quitarle eso de la mente y orar para que Dios expandiera esos dañinos límites. Yo espero que pronto él pueda volar su sueño, porque Dios es infinitamente bueno.
Cuando me separé mis hijos no sabían hacer nada salvo estudiar. Mii esposo no les dejaba ni cruzar la calle ( aunque ya eran adolescentes) sin tomarles la mano. Así que el primer día que me separé recuerdo dos cosas: Una canilla no funcionaba y había que cambiar el cuerito, así que cuando me extendieron la pinza les dije: "No me miren a mí, ustedes son los hombres de la casa ahora, arreglénsela con la canilla, ustedes pueden, más que romperla no va a pasar..."
Y ...claro, los adolescentes que "no sabían hacer nada" arreglaron perfectamente la canilla. Luego por la tarde tenían que ir hasta la iglesia a una reunión así que les dije que podían ir ¡solos en sus bicicletas!... me miraron primero asustados pero luego me imagino la primera fiesta de libertad que ello habrá significado....
Han sido hijos excelentes, amorosísimos, responsables. En aquel tiempo se turnaban para las cosas de la casa, cocinar, ir a buscarme al Shopping donde trabajaba, y todos esos años fueron y vinieron en bicicleta a sus escuelas primero y a la universidad luego. Dios no me dió hijos sino me prestó joyas. Yo sé que no son míos sino de El porque son demasiado buenos para ser mis hijos. Demasiado increibles.
La restauración de ellos fue un tema muy dificil para mi que no encontraba tiempo para mi propio proceso. Enfrentar el lógico odio que mis hijos tenian, a mi, a la vida, a todo fue tan inevitable como dificil. Ellos no entendian nada de procesos, eran adolescentes abusados y largamente lastimados, sus modelos de padre-familia-amor-respeto no existian. Sus vasos habian sido llenados de gritos, insultos y violencia. Yo no habia sido una buena madre, porque a ser madre se aprende, y yo no tuve de donde, escasamente podia manternos vivos. Asi que vino el dia inevitable en que tuve que ponerme de rodillas ante ellos y pedirles perdon. Por los golpes injustos, por haber tenido que separarme. Porque no pude abrazarlos, por su niñez abortada sin risas. Fué dificil. Y mas aun permitirles cada vez que hablábamos -en la nueva costumbre de aprender a cominicarnos sin gritar ni pelear- entender que tarde o temprano tendrían que sacar su dolor y yo deberia entenderlo.
Tantos son los que nos admiran como familia y nos usan de ejemplo como los que nos critican, entre otras cosas porque fui la mejor amiga de mis hijos. Sí, ya sé que los padres debiéramos ser padres, no amigos, pero cada caso es único. Yo había perdido mi juventud, debí crecer con ellos.
Igual no hubo entre nosotros ni una sobreprotección ni un cariño patológico, creo que en un abordaje simple y realista de la situación entendimos que si no empujábamos juntos para el mismo lado no lo lograríamos. Nos tocó aprender juntos. Poner sobre la mesa el dinero en común y decidir juntos, o decidir nuevas maneras de tener buenas peleas (como las de almohadas) en vez de matarnos con palabras, también decidimos de común acuerdo la tolerancia cero a la violencia física.
Hubo un tiempo en que todo se puso dificil. y dos decisiones cruciales que marcarian mi vida, una por mi forma de trabajo y otra por mi administracioin de tiempo, se impusieron.
Para ese entonces yo seguía trabajando fuera del hogar en jornadas interminables y aunque ganaba bien y mis hijos aun podían seguir estudiando, al estar ellos solos todo el dia mi hija tuvo que ocupar mi lugar y hubo problemas. Por otro lado yo ya estaba muy activa en mi ayuda a los demas y eso pronosticaba que no estaría nunca. Trabajaba en grupos de jovenes, iba acá y allá a dar charlas, que la radio, que esto y el otro, no paraba. Y cuando estaba en casa tenia gente tocándome el timbre todo el dia. Hasta el emomento en que mis hijos me hicieron notar que todo bien con un mundo en problemas pero ellos necesitaban a su madre.
Caí en la realidad y decidí dejar de vivir en un tupper...
Dice la Biblia "Y si alguno no proveyere para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado su fé" 1 de Timoteo 5.8 y agrega: "El que turba su casa heredará el viento" Proverbios 11.29
Mis hijos ya habían perdido suficiente, era mi responsaiblidad no la suya.
Renuncié a mi empleo y me vine a trabajar a mi casa como independiente. Me costó. Al renunciar a trabajar como dependiente no solo perdi la posibilidad de aportes sociales sino el poder reinsertarme bien en el mercado laboral luego.
Pero no me arrepiento de ello. Mis hijos debieron dejar los estudios y trabajar, y yo deje casi todo lo que hacia externamente. Atras quedó la universidad, los púpitos, los trajecitos y los tacos. Era tiempo de arremangarse y hacerse cargo. Mi ex esposo vivía en otra provincia y no aportaba. Sola, pero ya sabiendo que Dios era real, afronté con pocas posibilidades de éxito el mundo otra vez.
Volver a hacer vida de hogar, volver a rearmar una familia mientras intentaba trabajar, e intentaba terminar mi restauración fue un parto mas. Pero todo se puede si uno se esfuerza y apela a la ayuda de Dios. Me esforzé seriamente, y desde entonces cultive la disponibilidad . Cuando mis hijos necesitaban hablar, estaba. Estuve, y estoy. Aunque luego debiera trabajar de noche. Aprendí que el tiempo es una asignación a la que nosotros le ponemos prioridades. Entendí que estar disponible es una buena forma de amar correctamente.
Traté tambien con mi carrera ministerial de forma simple: para mi el tiempo es un tema de prioridades y de administración. Dejé internet, tenia una deuda y me dedique a otras deudas. Dejé la consejeria un tiempo para estar con mis hijos. Dejé los pulpitos para lograr ser familia. Y que bueno que lo hice. Cuando a diario hoy escucho como terminan generalmente estas situaciones me corre un escalofrío, no sé que tan consciente fui de lo poco que faltó para perderlos definitivamente.
Mis maravillosos y valientes hijos.... hoy hombres y mujeres de bien, talentosos, responsables, son un tesoro para una sociedad oscura. Mi esfuerzo por ellos signfiica poco en comparación a lo que ellos mismos han logrado. Sus sonrisas hacia el fin del video de abajo en nada hacen suponer lo que han vivido. Han sabido atesorar lo que recibieron y luchar con altura por un destino diferente. Los admiro profundamente y los amo incondicionalmente.
Cientos de veces en los días oscuros tuvieron la madurez y calma que yo no encontraba. No olvido la noche anterior a mi separación cuando luego de haber sido insultada y amenazada me senté en el living y puse la cabeza entre las manos y me rendí. Ya no quería seguir adelante, nada tenía para dar, ya nada quedaba sano. Mis hijos se pararon a mi lado y con enorme ternura me acariciaron la cabeza y me hablaron al oído diciéndome que lo lograríamos, que sí se podía. En la madrugada siguiente mientras yo me fui a trabajar ellos cargaron el camión de mudanza y sacaron rapidamente todo. Mis valientes hijos...
Al fin del video, mi bella hija, la que nadie quería que naciera, te ofrece desde su risa marillosa la certeza de la fe que mueve montañas y hace posible lo imposible. Mi hija que nunca reía, a la que se mandaba a comer a la cocina porque era menos, ella, mi bellisima niña, jamas dejo de bailar y reir desde que Dios hizo de nuevo su vida, y ha sido la alegria de la casa.
Cada vez que he publicado mi historia o he hablado sobre ella mis hijos han estado en primera fila apoyándome. En todo me ayudan hoy y se apoyan mutuamente. Son un diario regalo a mi vida y a la de todos los que los conocen. Esta historia también es un tributo a su valor y fe.
Mi casa está en orden, mis hijos estudian, hacen música y ríen mucho... mientras Dios los llena de dones. Dos de ellos se han casado, con personas increibles que para mí son dos hijos más. Tengo una nieta en camino y otra del corazón a la que quiero tremendamente. Mis generaciones crecen al amparo de las Alas de Dios, sanas y fuertes.
EL
HOY
Nada me cautiva y llena más que la pasión que siento por Dios. El
es mi amanecer, la razón de mis horas, la almohada donde me recuesto
confiada en la noche. El es real para mí. Mi Padre, mi amigo fiel. Vivo enamorada de Jesús. Vivo agradecida. Mi hoy está
lleno de Su Presencia. Trabajo, canto, estudio, diseño, ayudo a todos en todo lo que puedo. Terminé mis estudios ministeriales en Cristo para las Naciones y sigo
entrenándome en el Seminario Reina Valera para responder al llamado que Dios puso en mi
corazón. Trabajo en diseño de moday estudio diseño y programación de sitios web, más un nuevo proyecto sobre libros electrónicos. Estoy activamente involucrada en mi iglesia, familia y sociedad. Trabajo conjuntamente con organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Hazte Oir provocando cambios. Fui una joven abusada, y mi juventud fue truncada de la peor manera. Pero el proceso restaurador de Dios me permite estar sana, conservarme sana y ayudar a otros a atravesar por sus luchas. Trabajo activamente en internet brindando consejería, y ayuda en la resolución de conflictos en especial a pastores, líderes y jóvenes. La red me brinda un espacio amable y anónimo donde ellos pueden abrir sus corazones. Desde mi primer casilla de consejería llamada "rompe el silencio" que expresaba mi propia y primer lucha contra la verguenza por lo ocurrido, fundé luego Bahía Esperanza.com y su red asociada, que creció sin medida ni previsión posible, y hoy es una red de sitios que brindan esperanza, herramientas para resolver los conflictos y crecer, y ayuda en situación de crisis.Bahía Esperanza es al decir de un amigo un universo propio dónde uno puede alimentarse sin cesar. No me agrada para nada exhibir números ni logros, y soy de las que considero que más no es siempre mejor, y que mejor poco y consolidado que mucho en el aire... Pero la cifra estimada de 150.000 personas que nos visitaron el año pasado me dan la pauta no de un éxito personal sino de la tremenda necesidad de ayuda que el mundo tiene. Estoy segura que La Bahía (como la llaman cariñosamente algunos) estaba en el corazón de Dios antes de nacer en el mío. Bahía Esperanza se transformó en un centro de crecimiento y una escuela de vida para miles, desde aquel poster que contenía los versos de Benedetti sobre una bahía linda y generosa que colgaba en la pared del pasillo de la casa en mi tiempo de muerte.
Tuve el privilegio de ser pionera en el área de la consejería on line y de mantenerme como uno de los pocos centros de consejería que no cobran su servicio y que se encuentra disponible. Estar, es mi desafío, no fácil porque debo trabajar para mantenerme, y estirar el día para trabajar en el area humanitaria, seguir estudiando y cuidar de la familia.
Mantengo un serio compromiso con la integridad relacional y mi crecimiento personal. Lucho por tener las cuentas claras con las personas. La comunicación humana, de por sí un área compleja, es particularmente difícil para los que hemos sido silenciados por año, he tomado el compromiso de profundizar esa área.
El area economica sigue siendo un tema muy dificil. Los continuos fraudes, estafas y demas del pasado se tradujeron en embargos y remates de mi herencia y aun sobre la herencia familiar. Remontar eso fue complicado. Cuando me separé veniamos de un tiempo durisimo donde la siembra del viento habia traido tempestades. No teniamos luz hace meses, las cloacas desbordaban, todo se habia vendido pero las deudas ilícitas eran como agujeros negros que se tragaban todo el dinero disponible y seguían allí. Comiamos unos panes que amasaba acada mañana y alguna caja que alguien por compasión nos traía. Suelo contar que la materia "verguenza" la rendí para aquel tiempo mientras hacía colas por una caja de alimentos ó por medicamentos en alguna iglesia.
Luego fue un decir basta a todo lo antiguo (enganchar la luz, cambiar documentos, firmas falsas) y empezar de nuevo, paso a paso. Ha sido dificil...
El mayor costo de perdonar no es tomar la decision de hacerlo, o entender que si no perdonamos, Dios no nos perdonará a nosotros tampoco. No, el mayor costo de perdonar es entender cabalmente que tal como hizo Jesus cuando pagó con el máximo sacrificio por nuestras ofensas, cuando uno perdona se hace cargo en si mismo de las consecuencias de la injusticia que perdona. Sí, es tremendamente controversial, pero es la ley de Dios.
Porque si el otro se hiciera cargo, sería venganza o retribución.
Cuando perdoné tuve que enfrentar todas las consecuencias en mi vida de lo que habia ocurrido, todo se trasladó a mí. Y por primera vez en la vida no hui, no me fui, puse el pecho a la metralla. Y permanecí haciendo frente, con el corazón expuesto y lleno de dolor en la mano, sabiendo que si Dios no existia nada tenia sentido ya para mi, y que si El era real, mi única defensa posible era El mismo.
Desde estar semanas sin luz porque no quise que el vecino me puenteara la suya, hasta negarme a todo lo que involucrara violar la ley, volvio mas dificil mi inserción en el mundo económico. Mi nombre aun no está limpio del todo, las cuantiosas deudas fueron no explicables y menos pagables, mis hijos siguen peleando por los problemas con los apellidos que siguen saliendo y ayudándome con mis deudas. Nnunca pude efectivizar mi divorcio. Cada vez que consultaba un abogado era un horizonte de que mi esposo deberia estar preso -pero siempre me resisiti a eso por mis hijos- y que mi casamiento era ilegal pero anularlo significaba miles de pesos y estaba el tema del consultado por ser otro pais y asi....
Tener todavía deudas pendientes me produce una enorme verguenza. No hay cosa que quisiera más que tener dinero abundante, poder pagar todo y limpiar de una vez mi nombre. Pero por alguna causa no he podido llegar a eso aun. La Biblia dice que si en lo poco somos fieles en lo mucho nos pondrán. Dios sabe que a mi poco me importa "lo mucho", pero si me ha importado lo que nunca hice antes...
Ser fiel en lo poco. Ser fiel aunque no haya nada. Y continuar siendo fiel cuando puertas grandes no lícitas se abrían. Rechazé un importante ofrecimiento que involucraba un cambio de país y muchísimo dinero, pero también acciones ilegales, aunque comercialmente aceptadas en muchos lados, yo sabía lo que Dios diría. Como mi entonces jefe me dijo, tuvo que despedirme porquue yo no estaba en venta.
He tenido muchos problemas en estos años, he llorado de impotencia mil veces por sentirme sola e incapaz frente a un mundo no muy amable. Como victima del abuso agravado he sentido la injusticia y la falta total de cuidado de la sociedad hacia como los que yo, perdimos todo. La sociedad de ese momento al menos no estaba preparada para darme otra oportunidad, yo tuve que hacerme tal oportunidad mientras aun recogia mis pedazos y sacaba por mis hijos las ganas que no tenia de seguir viviendo.
No hay credito posible para quien tiene el nombre comprometido aunque pueda demostrar lo que vivió. No hay trabajo para quien por veinte años no trabajó em empresas serias y ya rebasa los cuarenta. No hay posibilidad de pasar una entrevista psicológica con mis antecedentes, aunque estuviera sana. Me pasó, lo viví, hasta ser rechazada por mi fe, esa misma por la que aún estaba viva... Pero para el ámbito laboral "no daba el perfil"...
No habia albergues para la mujer abusada y sus hijos cuando yo me separé ni instrumentos juridicos para protegerla. Salí adelante por la pura Gracia de Dios, y por la ayuda solidaria de gente que como mi compañera de trabajo, el dia que me separé me miró y me dijo que tenía una heladera guardada que me la mandaba. Pocas cosas me han bendecido como esa vieja heladera que aun tengo, chorrea agua por todos lados pero tuve heladera despues de muchos años sin poder tomar algo frío o mantener alimentos.
Aun hoy, doce años luego sigo pasando aprietos económicos. Soy independiente pero la falta de poder terminar las historias viejas me impiden una inserción laboral clara . Sin embargo, tosudamente me empeño en salir adelante, y aun sostengo mi centro de restauración con mi trabajo. Luego de intentar en vano lograr ayuda o quien subsidiara mi trabajo no bajé los brazos nunca en estos años. Sigo adelante, creyendo en esperanza contra esperanza, creyendo que un dia, tal vez hoy, veré un dia diferente. Despues de todo Dios dice que renueva cada día su misericordia tal como descorre los cielos como cortinas cada amanecer.
Cuando yo me separé tenía un excelnte trabajo en arte, y me esforzé increiblemente, trabajaba mis vacaciones para cobrar doble, usaba mis vales de comida cuando trabajaba doce horas para llevar un pollo a mi casa y tener una pequeña fiesta. He trabajado duramente cada dia de estos años, tanto en mi tarea humanitaria como en la secular. Y aun me he vuelto una experta en muchas cosas simples para no gastar. No me quede con que no sé, aprendí a revocar, a cuidar el jardín, a pintar, a coser zaptos, a cortar el pelo -y se lo sigo cortando a muchos en la familia- . Aprendí a pegar y arreglar todo. No es extraño para mi que hoy Dios me entregue sus hijos rotos para que los arregle, me fascina arreglar cosas, restaurar lo roto. La vida siempre renace.
Un aparte total de honra para mis amigos en mi hoy. Los amigos son un regalo total de Dios e instrumentos preciosos con los que re-aprendí a disfrutar de comer, reir, cocinar, pasear, bromear, llorar, levantar proyectos, ser confrontada, viajar. No necesito nombrarlos para que se sientan inmediatamente aludidos dice el poema que canta Marcos Vidal, son leones en la arena cuando se trata de defenderme. Ellos saben que los amo, porque se los digo siempre que puedo. Solo lamento no tener el dinero suficiente para descolgarme de un avión en tantos lados del mundo como viven para abrazarlos y decirles gracias una vez más por el privilegio de compartir la enorme riqueza interior que tienen. Con ellos siempre me siento la menor que tiene tanto por aprender, y disfruto de ello porque siempre me "enseñan y retan" entre bromas y abundante comida.
Mi propia restauración que nunca termina me ha enseñado la forma amable y generosa que Dios tiene de tratarnos. El nada nos impone, sino espera nuestro entendimiento. El, que es dueño del tiempo, espera que nuestro tiempo madure y que decidamos alcanzarlo. No fue hasta el año pasado que lo más escondido de mi historia empezó a surgir desde debajo de toda la oscuridad. Y al tratar con eso, cuando escribí "Hermeneutica, extrayendo el tesoro escondido" e hice el video de "Un viaje al hoy" fue un tiempo en que realmente volví al comienzo, cerré todas las historias inconclusas, una por una abrí y traté lo mas antiguo y pude por fin volver a vivir mi hoy. Libre ya de peso extra. Entonces empezó a surgir lo que estaba abajo tapado, los recuerdos lindos, los valores que se habían desdibujado. Fue como recuperarme a mí misma. En el 2011 mi identidad terminó de conformarse, y dejé de luchar contra el desarraigo. Me siento plenamente arraigada, no a lugares ni personas, sino a la Roca de mi salvación.
En un mundo que agoniza su historia, Dios me regaló el abrir mis ojos para ver la belleza en medio de la crueldad, el asombro entre tanta desconfianza, la ternura entre la multitud de odios. Ya nunca más escapará de mi mirada Su Amor y cuidado derramados para mí en cosas tan simples como la luz de una aurora, ó la risa de un niño. Algo que pude descubrir debajo del horror, y al lograr enfrentarme fue la recompensa de poder volver a disfrutar de la belleza. Cuando una vida destrozada llega a mí, siempre me embarga una profunda ternura. En medio del dolor y la desesperanza, yo puedo ver a Jesús, esperando, con Sus Brazos abiertos, Su socorro listo a ser derramado.
He vuelto a nacer. Y sé que el proceso no ha terminado. Solo soy una luchadora. Dejando atrás cada día a la vieja Edith, con su vergüenza y temor, ganando cada día la batalla de la mente contra la depresión y el no-poder, declarando la suficiencia de la obra de Cristo.
En uno de mis cumpleaños de mi nueva vida volví a mi casa paterna. No escalé el cerro ni fui al lago. Las tardes nos encontraron a mi madre y a mí atizando el fuego del hogar, y llorando juntas mi historia por primera vez conocida. Al abrirle mi corazón, las razones de mi fe y el darme de hoy a los demás tomaron su real valor. Fue un tiempo precioso...”vuelve a la casa de tus padres, donde todo comenzó” dice Danilo Montero.
EL MAÑANA
La gente tiene por costumbre vivir bloqueada en el ayer o soñando con un mañana que nunca llega. "Manana sera mejor" repiten como si el mañana no fuera lo que hoy decidimos construir. Creo que la vida es demasiado corta e irrepetible (mal que les pese a los que creen en la reencarnacion porque el Creador dijo que se vive una sola vez y luego el juicio) para perderla en el ayer, o en el mañana.Hace unos años dejé de esperar el futuro y tomé la frase de una película y la hice mía, en ella el futuro rey le decía a su asistente sobre el futuro que se le ofrecía en predicción:
"No quiero saber el mañana porque saberlo me limitaría a eso que conocería. Prefiero un universo ilimitado de sorpresas hoy"
No voy más a las conferencias de los profetas ni hago los famosos planes a corto o largo plazo. Igual, siempre Dios me los rompe. Sueño sí. Tengo esperanza sí. Pero no planeo.
Disfruto la vida, intento encontrar la belleza hoy aun en medio de las cenizas, como el bello portaretrato que el amigo de mi padre le tallara en los campos de conecntracion, para luego pintar su retrato antes de morir. "La vida es bella"nos relata una pelicula parecida.
Hay cosas que quiero hacer. Y trato de hacerlas. Muchos me dicen que como tengo ganas de hacer tantas cosas. Esto no es nada... En cuanto tenga los recursos suficientes volveré a la universidad, y varias cosas más. Cada vez que paso por un negocio de música miro con no poco anhelo las guitarras acusticas, sueño con volver a tocar la guitarra y el piano. Veo a mi hijo que sigue los pasos familiares en la fotografia artística profesional y sueño calladamente con volver a esa parte tan mia. de andar con una cámara al hombro como hacía de adolescente mientras disfruto en lo bueno que va aflorando debajo de la tragedia en mis hijos, su amor por el arte y la belleza que uno retrata, el otro ejecuta y la tercera danza. Quiero volar un aerostatico y lo haré pronto, Quiero volver a la arquería y tirarme en paracaidas...
Sigo soñando con un lugar sobre el mar para escribir y reflexionar en la larga tarea previa que requiere dar a luz un libro... Aun quiero ver los Outher Banks en Carolina del Norte, conocer la Hungría de mis padres y pasear por las casitas blancas de Grecia que se descuelgan en el océano azul... Me gusta el arte, los conciertos y algun dia me gustaria oir tocar blues en su ambiente nativo... Quiero volver pronto al mar, que tiene una parte de mi misma y ya extraño demasiado.
Creo que mientras tenga vida, haré proyectos e intentaré avanzar cada dia. Porque esta vida solo es una escuela de la eternidad y yo no quiero pasar la eternidad estaticamente, sino en movimiento. Yo siempre siembro movimiento, "Crecimiento y cambio" como dice mi libro. me gusta cambiar todo en mi casa y si no fuera alquilada le cambiaria el color una vez al año. No entiendo la palabra aburrimiento porque jamas en la vida lo he estado, hay millones de posibilidades y yo intento explorar todas las que puedo a diario.
Pero si mi vida terminara hoy..como pensé por un instante en el tormado que tuvimos hace unas semanas, si hoy fuera mi hora, estoy en paz.
Termino estas líneas bajo cielos abiertos. Ya no llueve y el celeste profundo del aire totalmente limpio se vuelve de oro en la tarde que se retira, armonizando una sinfonía que se refleja en los verdes plenos de agua de las hojas al fin del verano. "A veces es necesario verdorado" escribe un amigo desde su propio encuentro con la belleza de la vida que trasciende las diarias tormentas. Tal vez en el par de días que me faltan para terminar de editar videos y demás vuelvan la tormenta en los eternos ciclos de la vida. Pero como cuando era niña, me deleitaré igual en sus juegos de luces y sombras.
La tarde es tan hermosa mientras salgo a trabajar... Desde su bicicleta en la vereda de enfrente el afilador de cuchillos me llama: "muy hermoso el piano... gracias!" . Sonrío al cerrar la reja. La vida es bella y Dios es bueno. Lo que fuera dolor y silencios, hoy es música, risas y palabras.
Dice el Salmo 126": "Entonces seremos como los que sueñan... y nuestra boca se llenará de risa. Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán".
Ver video "Tiempo de familia"
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Texto y video: Edith Gero
Panorámica de familia: Omar Majul
Imagen de portada: www.bancodeimagenesgratuitas.com
segunda vez que leo esta historia, mis lagrimas caen porque a veces pienso que mi problema es grave pero una vez mas me hace recordar que no es asi y que con la ayuda de Dios todo es posible, es cierto que el dolor psicologico deja mas huella que unos golpes y mas cuando se reincide a casi a diario en lo mismo. A veces pienso que espero, y me digo..el tiempo es de Dios..y pregunto hasta cuando señor...Hay dias medio tranquilos pero luego llega otra vez el maltrato de palabras.....todavia no se que hacer........Sera que me acostumbre a eso...todavia no entiendo....Admiro a Edith , bendiciones mi hna.....les amo...eres mi mejor amiga virtual
ResponderBorrarAnónimo, el abuso se detiene poniéndole límites. No hay otra manera. No tienes porqué soportar abuso en ninguna de sus formas, no eres el tacho de basura de otra persona, sino que fuiste creado/a a la imagen del Perfecto Dios. Escríbeme y te ayudaré a tomar decisiones de cambio. Gracias por tus palabras!
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