Las palabras.


"A mis amados hijos que crecieron entre palabras duras, 
y hoy luchan  por historias nuevas que hablen de esperanza. 
Vaya este pequeño tributo a su diario esfuerzo."

     "Hay 3 cosas que nunca vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida." Proverbio chino.
       El mundo está lleno de palabras... Palabras buenas que nos sacan sonrisas, dulces como la miel de la mañana, amorosas. Y las otras, malas, ásperas, duras; que duelen, derriban y desalientan.
Con palabras se dicta la justicia y con otras se tuerce el derecho del justo al aceptar soborno, detener la justicia o ser parcial según nos indica la Biblia. Con palabras dulces los novios enlazan sus corazones para luego cambiarlas por duros reclamos y control. Con palabras se sella el pacto matrimonial y con palabras se lo termina provocando tal medida de daño que tal pareciera las primeras nunca se hubieran emitido. Con palabras se promete fidelidad, y con otras se cocina la traición. Con palabras pedimos el perdón que restaura o nos reservamos el ¿derecho? de no decirlas y alimentar las venganzas personales. Palabras declaran el amor, y el odio.
     Hay palabras que llevan esperanza al caído y otras que detienen la esperanza con diques oscuros.
Dios envió Su Palabra y creó el mundo y todo lo que hay en él. Las palabras de Moisés abrieron el mar y una nación encontró salvación y destino. Con palabras Hitler ordenó la tortura y muerte de millones sin entender que decretó la suya primero. Con palabras seductoras el violador envuelve a su víctima en lazos sedosos y oscuros. El necio con palabras dicta su suerte diciendo que irá contento al infierno  y el creyente con palabras declara su fe y su arrepentimiento por tanta equivocación cometida a diario.
     Las plantas reaccionan con crecimiento y lozanía a las palabras buenas y se marchitan en lugares de odio y conflicto. Los animales se vuelven dóciles y fieles a las palabras cariñosas y huraños y violentos frente a las palabras duras.  Los ambientes de las casas van impregnándose tanto de palabras de dulzura, fe y respeto como de las de odio y maltrato.  Las palabras declaran la dolorosa verdad o emprenden el oscuro camino de la mentira y el engaño. La palabra mansa ablanda el enojo nos dijo Dios, y las palabras hirientes quebrantan las vidas ignorando la orden suprema de amar con ellas.
      La palabra tiene un tremendo poder creador y destructor. Todo a nuestro alrededor depende de lo que decimos. No hay comunicación sin palabras escritas o verbalizadas. Día tras día los millones de divorcios, pleitos, separaciones,conflictos de género y suicidios empezaron mucho antes en una historia de palabras descontroladas, abusivas e hirientes.
     Las palabras pueden darle sentido a una vida, y  ser el tropiezo para otra, pueden abrir una puerta, o cerrarla. Edificar una vida en esperanza, o destruirla en desaliento. Las palabras abren verdades o esconden oscuridades. Honran la vida amando y agradeciendo o entristecen a Dios cuando  solo hablan de la egoistas necesidad personal.
     No hay relación que naufrague cuando las palabras de uno al otro son de verdad, aliento, respeto y apoyo. Ni tampoco hay relación que sobreviva mucho tiempo a  palabras continuas de desaliento, crítica, desamor y control.
     Palabras son caminos, y su fin es de vida o de muerte. Decidamos pues cual tomaremos antes de decirlas, recordando  que Dios dijo que escogiéramos el camino de vida para que vivamos nosotros y nuestra descendencia. Cada día, emitiremos miles de palabras que seguirán el camino de los pensamientos y las intenciones del corazón. Espero haberte llevado a una decisión  y que cuidemos de hoy en adelante lo que decimos, amando también con nustras palabras.
"El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca." Lucas 6.45 




Ver video
Texto: Edith Gero
Imagen: Amazing Things.

Comentarios