Hojas

El nuevo año estrena con urgencia sus primeros días, que como hojas en blanco, esperan cada mañana ser escritas.
Bajadas de un cielo de amor y abundancia, llevan una marca de agua inconfundible. Cartas de amor  escritas en invisible, perfumadas en una eternidad que espera.

Detrás de la dificultad diaria de decidir, la misma esencia de la hoja en blanco, nos llama a nuestro Hogar.

Hoy, ahora, tenemos la oportunidad de considerar este , el primer minuto que me importa , el primero que decido  que sea el primer instante  de un nuevo tiempo.
El pasado es innegable, pero de la mano amorosa del Padre puedo volver a él para sanarlo, y luego, ser libre de llevarlo conmigo, Abro las ventanas del alma, y dejo que todo lo de atrás  que ya lloré y reí, se vaya.

Y , limpia de equipajes oscuros, miro adelante. Respiro profundamente, y pienso que cada aliento me llena de la Fuerza que Dios me dá cada mañana. Y escribo mis fuerzas, y doy gracias.

Luego, que he llenado mis pulmones de gracias, veo el camino delante mío, y lo emprendo con valor. Y aún , mientras la brisa fresca de la mañana juega en las hojas, tomo impulso y corro.  Y a medida que mis plantas golpean el camino, me afirmo en Quien sustenta mi  paso .

Al declinar la tarde, y promediar los días, estaré más cansada, por eso aprovecho mis fuerzas. Y cuando ya no estén, acompaso el paso, a mi esperanza.  Ahora, más lento, puedo ver los bordes del camino y el horizonte. Y aun detenerme sin prisa.

Decido escribir lo nuevo, cambiar de pluma, aceptar que amar duele, que luchar cuesta, que correr cansa. Y que más allá de todo , mi Creador y mi Padre, me espera para abrazarme al final de cada jornada.

Escribo mis hojas. cada día, por la mañana, saliendo de la casa de mi Padre, y por las noches, al volver a Su Hogar. El tiene un lugar especial para mí, y aún sin verlo, sé que detrás de las bellas paredes que forman mi escritorio, hay millones , que también tienen su lugar especial.

Hojas nuevas, descienden hoy  desde nuestro Hogar Eterno, esperando ser llenadas por letras de fe, y de confianza en  el arco iris  que sale luego de cada fuerte tormenta, recordándonos Su pacto de bendición.