"En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle despúes de él". Eclesiastés 7.14
Hay vidas que son como un círculo perfecto, donde todo encaja en su lugar. Para otras como la mía, las pérdidas y el oleaje amenazante de tanto estar presentes se convirtieron en parte del camino...
La tormenta avanza sobre la ciudad con sus negras nubes . Desde la cercana colina puedo ver las siluetas de las montañas recortarse en azul profundo contra las cortinas de lluvia . Cuando las tormentas imprevistas de verano crecen rapidamente cabe preguntarse que dejarán a su paso...
Así son los días malos. De pronto tapan el cielo de nuestros días de nubes y no podemos ver el sol brillar. Las tormentas del alma pueden ser desvastadoras y dejarnos desolados. Los problemas no piden permiso, solo llegan de pronto y se instalan en su sin-razón. La adversidad ha llegado y no es fácil que nos encuentre preparados.
El último mes del año trae muchos días de tormenta. La gente está cansada y con ganas de irse. Los proyectos no alcanzados traen frustración y las pérdidas son más tangibles. la cercanía de la Navidad produce en algunos un cierto escozor y en muchos una sensación de melancolía. Las relaciones interpersonales se dificultan.
Gozar los días buenos no es tan complicado. Creo que el anhelo de disfrutar está presente en cada ser humano. No necesitamos aprender a disfrutar. Solo nos relajamos en el hecho de estar de repente en una situación que nos llena el alma de burbujas de alegría, y tomamos la copa de la felicidad hasta el fondo. Y está bien asi, porque siempre se suceden los dias buenos y los malos. Y las tormentas volverán.
Pero de alguna manera, aunque amontonemos felicidad y triunfos, nunca basta para el viento helado que de pronto bate las ventanas y nos estremece el alma trayendo el sordo rugido de la pedrea.
En el dia de la adversidad recordemos que Dios ha hecho tanto el día de sol como la fuerte tormenta a fin de que el hombre nada halle fuera de Dios mismo. Vanidad.. vanidad... todo es vanidad... declara el sabio en Eclesiastés proclamando la fragilidad de la vida terrenal. En los dias malos es bueno recordar que cada hora mala nos encuentra mas fuertes si nuestros pies estan sobre la Roca de nuestro Dios, y es cuestion de cimentarse en ella y esperar que el temporal amaine.
Y seguir creyendo, aunque la misma esperanza amenaze desvanecerse, no será asi,
"Sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia prueba, y la prueba esperanza!". Romanos 5.4
Mi amor por Dios no ha variado en los días malos. Por el contrario ha crecido mi devoción por El a medida que reconozco mi inutilidad y Su grandeza con la que cubre amorosamente mis errores.
En el día de la adversidad nos nos avergonzemos de retener la esperanza. El desierto termina donde comienza el mar y si hoy nada puedo ver sino arena sigo caminando aunque la sed me atormente. Sigo adelante, tal vez lastimada, tal vez decepcionada, tal vez cansada... Porque yo sé que el mar está luego de las dunas, y que en la bendita Gracia y fidelidad de Dios puedo seguir adelante.
Hasta que el sol de justicia vuelva a brillar.
Imagen: Night in the city/ Omar Majul
Hay vidas que son como un círculo perfecto, donde todo encaja en su lugar. Para otras como la mía, las pérdidas y el oleaje amenazante de tanto estar presentes se convirtieron en parte del camino...
La tormenta avanza sobre la ciudad con sus negras nubes . Desde la cercana colina puedo ver las siluetas de las montañas recortarse en azul profundo contra las cortinas de lluvia . Cuando las tormentas imprevistas de verano crecen rapidamente cabe preguntarse que dejarán a su paso...
Así son los días malos. De pronto tapan el cielo de nuestros días de nubes y no podemos ver el sol brillar. Las tormentas del alma pueden ser desvastadoras y dejarnos desolados. Los problemas no piden permiso, solo llegan de pronto y se instalan en su sin-razón. La adversidad ha llegado y no es fácil que nos encuentre preparados.
El último mes del año trae muchos días de tormenta. La gente está cansada y con ganas de irse. Los proyectos no alcanzados traen frustración y las pérdidas son más tangibles. la cercanía de la Navidad produce en algunos un cierto escozor y en muchos una sensación de melancolía. Las relaciones interpersonales se dificultan.
Gozar los días buenos no es tan complicado. Creo que el anhelo de disfrutar está presente en cada ser humano. No necesitamos aprender a disfrutar. Solo nos relajamos en el hecho de estar de repente en una situación que nos llena el alma de burbujas de alegría, y tomamos la copa de la felicidad hasta el fondo. Y está bien asi, porque siempre se suceden los dias buenos y los malos. Y las tormentas volverán.
Pero de alguna manera, aunque amontonemos felicidad y triunfos, nunca basta para el viento helado que de pronto bate las ventanas y nos estremece el alma trayendo el sordo rugido de la pedrea.
En el dia de la adversidad recordemos que Dios ha hecho tanto el día de sol como la fuerte tormenta a fin de que el hombre nada halle fuera de Dios mismo. Vanidad.. vanidad... todo es vanidad... declara el sabio en Eclesiastés proclamando la fragilidad de la vida terrenal. En los dias malos es bueno recordar que cada hora mala nos encuentra mas fuertes si nuestros pies estan sobre la Roca de nuestro Dios, y es cuestion de cimentarse en ella y esperar que el temporal amaine.
Y seguir creyendo, aunque la misma esperanza amenaze desvanecerse, no será asi,
"Sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia prueba, y la prueba esperanza!". Romanos 5.4
Mi amor por Dios no ha variado en los días malos. Por el contrario ha crecido mi devoción por El a medida que reconozco mi inutilidad y Su grandeza con la que cubre amorosamente mis errores.
En el día de la adversidad nos nos avergonzemos de retener la esperanza. El desierto termina donde comienza el mar y si hoy nada puedo ver sino arena sigo caminando aunque la sed me atormente. Sigo adelante, tal vez lastimada, tal vez decepcionada, tal vez cansada... Porque yo sé que el mar está luego de las dunas, y que en la bendita Gracia y fidelidad de Dios puedo seguir adelante.
Hasta que el sol de justicia vuelva a brillar.
Imagen: Night in the city/ Omar Majul
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