Que queda
cuando se acalla el ruido y la demanda, y se hace un silencio no buscado en
nuestro interior…
Cuando nos
falta motivación lo que hacemos pierde sentido y lo que era una pequeña nube de polvo en el horizonte de repente nos instala en el desierto sin habernos dado tiempo a ver siquiera como llegó la tormenta que nos envolvió de arena.
En la fresca mañana de otoño salí a trabajar mirando mientras viajaba la ciudad ausente de ruido, el éxodo de semana santa se hace notar. En el ómnibus en que iba un hombre ciego y mayor pedía ayuda, en el que
volví lo hacía un joven con sida. La
gente me miró desdeñosa cuando les entregué a cada uno un billete y les dije que se guardaran lo que
ofrecían a cambio. Es que yo sé lo que se siente al tener que pedir... Y suelo
separar para dar lo que puedo, o mejor dicho de lo que no puedo porque siempre
ando ajustada con el dinero.
Pasé el
resto de viaje de vuelta mirando el día gris y pensando en como se hace sentir
la década de dedicarme a la gente... He tenido tantos problemas porque mi
energía mayor fue dedicada a ayudar no a producir, y el mundo suele ser implacable con nuestras elecciones aunque sean las correctas en términos de eternidad.
Tal vez es
solo este largo desierto, tal vez es
solo que llega el invierno con sus gamas grises y marrones, pero lo cierto es
que como tantas veces, me pregunto
porque sigo adelante. Las puertas que
toqué no se abrieron el último tiempo, y aunque otras no pensadas sí lo
hicieron, sigo con un cierto cansancio y tristeza que me impide
tomarlas correctamente. Es como una filosofía del absurdo a veces preguntarse
porqué…
Estoy
cansada de invierno y extraño el mar.
Y si bién mi fe
entiende que las tierrras áridas me devolverán un aumento de esperanza
al final, compartir también los desiertos es compartir la vida misma con
sus ciclos naturales. Dios hizo tanto lo uno como lo otro a fin de que
el hombre nada halle fuera de El.
A veces estamos
tan cansados de todo, de silencios que
no buscamos y ni sabemos como romper, de
ausencias, de la
lucha que parece infinita, del mismo paisaje, de las mismas rutinarias
acciones. Tan fatigados de ser quienes somos,
de haber decidido lo correcto que provocó tantas perdidas. De lo que no pudimos alcanzar.
Pero mi fe conoce que las áridas mesetas tienen su razón y no puedo pedirle a nadie que las cruce
por mí. Allí está, otra estación del alma para enfrentar con la misma esperanza que
siempre permanece conforme las cosas vienen y van.
Hace unos
años compartí con un amigo que viaja por todos lados y que en ese momento
estaba tremendamente cansado de hacer lo que hace y de estar siempre lejos, la
canción del video de abajo; que yo también escucho cuando no necuentro un motivo
para seguir.
El desierto es un lugar de reflexión donde nos toca revisar qué o quien es el motor de nuestra vida y extraer lo esencial de nuestra forma de relacionarnos con ello. También son tiempos de ajustes de dirección, es necesario salir del desierto para volver a sembrar y sin la motivación correcta no lo lograremos. Siempre es bueno recordar que no importa cuánto hemos fallado, si el amor es nuestro impulso, y si la dirección de tal amor es la correcta -primero a Dios y luego a las personas como a uno mismo-, entonces puedo seguir porque tendré el combustible necesario para llegar a destino.
Otoño y desierto se amalgaman en mi alma en marrones que por momentos son dorados, y a veces se opacan como hojas secas. El otoño tiene una belleza especial porque guarda la memoria de las flores.
Era otoño cuando el Dios Hijo fue llevado por Satanás al desierto para ser tentado. En los desiertos no se planta, ni se construye. El desierto es un lugar de lucha, y también de intimidad con Aquel que dejó su huella de Gracia en cada desierto para que podamos caminar por ellos y saber que sobreviviremos.
Jesús aceptó el otoño del desierto sabiendo que allí comenzaría la conquista del legado de veranos plenos de color y vida que nos legó.
Los
desiertos terminan donde comienza el mar. Mantén en alto tu fe.
por Edith Gero
Imagen: www.bigxy.com
Comentarios
Publicar un comentario